En la historia de la NFL abundan los contratos multimillonarios que han cambiado la realidad de las franquicias. Algunos de ellos se justifican con títulos y temporadas memorables, pero otros se convierten en auténticas pesadillas financieras. Jugadores que llegaron con grandes expectativas terminaron ofreciendo un rendimiento muy por debajo de lo esperado, dejando a sus equipos con problemas salariales y deportivos.
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Los contratos más costosos que no dieron resultados
El caso más emblemático en los últimos años es el de Deshaun Watson, quien firmó con los Cleveland Browns por $230 millones garantizados. Sin embargo, sus problemas extradeportivos y un rendimiento irregular lo convirtieron en uno de los peores negocios para la franquicia. Algo similar ocurrió con Russell Wilson, adquirido por los Denver Broncos con un acuerdo de $245 millones. Lejos de ser el líder esperado, su nivel bajó notablemente y la inversión se convirtió en un lastre para el equipo.
El defensivo Albert Haynesworth también es recordado como uno de los fiascos más grandes. Washington lo contrató por $100 millones, pero nunca mostró el compromiso ni la forma física necesaria para justificar esa cifra. En la misma línea, Carson Wentz pasó de ser considerado el futuro de los Philadelphia Eagles a cargar con un contrato de $128 millones, que resultó insostenible tras sus continuas lesiones y falta de consistencia.
Errores millonarios que marcaron a las franquicias
No todos los problemas estuvieron en la posición de mariscal de campo. Daniel Jones, con los New York Giants, firmó por $160 millones luego de una temporada prometedora, pero su inconsistencia ha hecho que los aficionados cuestionen la decisión de la gerencia. Otro caso fue el de Nick Foles, héroe del Super Bowl LII con los Eagles, quien recibió $88 millones de los Jacksonville Jaguars. Su magia desapareció rápidamente y el contrato se convirtió en una pesada carga.
En cuanto a receptores, Kenny Golladay fue contratado por los Giants por $72 millones, pero su aporte fue mínimo y pasó casi desapercibido en la ofensiva. Otro fracaso sonado fue el del esquinero Nnamdi Asomugha, quien firmó con Philadelphia por $60 millones y jamás se adaptó al sistema defensivo.
El caso de Colin Kaepernick también figura en esta lista: tras firmar por $61 millones con los 49ers, su nivel cayó abruptamente y nunca volvió a ser el mismo mariscal que llevó a San Francisco al Super Bowl. Finalmente, Ezekiel Elliott, con un acuerdo de $90 millones en Dallas, perdió efectividad con rapidez, dejando a los Cowboys atrapados con un contrato difícil de sostener.