El jinete Gustavo Ávila está de cumpleaños este miércoles 14 de junio. “El Monstruo” de los jockeys venezolanos de todos los tiempos arriba a 85 años de vida rodeado de su familia y amigos en Estados Unidos.
Lee también: ¡Otro positivo! Todd Pletcher recibe una nueva suspensión en Nueva York
Dentro de su magnífica carrera como profesional de la fusta, hay algunas pruebas que todavía es posible recordar gracias a la tecnología actual. Ávila debutó en 1954 en el Hipódromo de El Paraíso y su primer triunfo llegó el 5 de julio de 1955 con Solís.
Gustavo Avila sobre Senegal en El Paraíso. Archivo.
En este compendio por supuesto faltan muchas carreras. No existe un orden de preferencia. Todas son joyas que cada una Gustavo Ávila supo confeccionar con inteligencia y habilidad sobre estos purasangres.
Si se hiciera un libro de poemas hípicos, el Preakness de Cañonero debe ser el primer capítulo. Una carrera ganada por Ávila desde el propio momento de la salida. No le dio cuartel a Eastern Fleet con Eddie Maple, y después de dominarlo en los últimos 100 metros, ganó la segunda corona del hipismo norteamericano en tiempo récord.
Este es el éxito más emocionante de su carrera, dicho por el propio Ávila. Victoreado, hijo de Viviani, llegó cuatro días antes de la carrera a Puerto Rico junto con su hermana Vélika. Ambos participaron en esa primera contienda hípica caribeña. El resultado fue para Victoreado, impulsado por Ávila en los últimos metros para darle alcance al local El Rebelde.
Una de las más memorables victorias de Gustavo Ávila sobre un purasangre fue con el argentino Ejemplo, caballo propiedad del Stud Los Samanes de José Sahagún Hernández. El pupilo de Domingo Noguera Mora libró una recia batalla con la pista fangosa y los rivales que tuvo para triunfar aquella tarde lluviosa del 19 de abril de 1971.
Dentro de las veces que Gustavo Ávila ganó el magno evento del hipismo venezolano, el triunfo de Prenupcial tiene también un lugar muy especial. Ávila estaba en el exterior y fue contratado para conducir al pupilo de Vittorio Catanese. Con un enérgico arreo, pudo darle alcance al primer ídolo de La Rinconada, el zaino Klick y lo derrotó por poco más de un pescuezo.
Uno de los caballos que montó Gustavo Ávila durante los años 70 y le dio grandes satisfacciones, fue el estadounidense Debonair Prince. El descendiente de Lucky Debonair, propiedad del Stud Chivacoa que entrenaba Millard Ziadie, aguantó la pelea que le dio el también batallador Chatiment para aguantar el remate de otro caballazo, Mckenna’s Gold y concretar una sonora victoria en la carrera especial en honor a la Revista hípica más popular de Venezuela.