Samuel Aldrey | @SamuelAldrey
Karim Mostafa Benzema viene cometiendo desde hace años el enorme pecado de ser el mejor '9' con el crimen de jugar y hacer jugar.
¿Por qué es esto un delito? Pues, porque quiebra la ley de los delanteros: el egoísmo. Y aún así esta temporada vive en un trance goleador: 10 de los últimos 11 goles del Madrid son suyos.
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Ese trance se refleja en dos partidos esta temporada: contra el PSG y contra el Chelsea.
En Stamford Bridge, Karim Benzema ya había marcado los dos mejores goles de cabeza que se hayan visto en esta Champions, pero su tercer gol tenía una calidad propia, una belleza hecha en aquella eterna caza por el gol.
Habían transcurrido 30 segundos de la segunda parte y el Chelsea había acorralado al Real Madrid. Desesperado por aliviar la presión, Casemiro remató el balón en la parte alta del campo y Benzema empezó a correr.
Partió de la posición de lateral izquierdo del Real y fue ganando velocidad a medida que el balón volvía a tierra. Cuando Edouard Mendy bajó tímidamente el balón con el pecho, Benzema corrió hacia el balón, como un felino que se fija en su presa y acelera hacia ella.
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Mendy sabía que estaba en apuros y trató de convertirlo en un problema de Antonio Rüdiger. Pero erró ese sencillo pase, y cuando Rüdiger se lanzó hacia él, los ojos de Benzema se iluminaron.
Rüdiger trató en vano de interponer su cuerpo entre Benzema y el balón, un movimiento que funciona 99 de cada 100 veces, pero no en esta ocasión. Benzema le atravesó, alcanzó el balón rebotado y lo introdujo en la portería vacía.
Del área del Real Madrid a la portería vacía del Chelsea en 12 segundos. Y nada de eso habría ocurrido si Benzema no hubiera hecho esa carrera.
Piensa en lo improbable que es que un sprint a lo largo del campo como ese sea recompensado. Esa jugada de Mendy simplemente hubiera quedado en una pase limpio a Rüdiger y comenzaría una nueva fase de posesión del Chelsea.
Piensa en que habría tenido más sentido que Benzema volviera a correr por el campo, que conservara su energía para la larga segunda parte que le esperaba, que le recordara al Chelsea que estaba allí, pero que lo dejara así.
Un depredador del gol
Este comportamiento posicional agresivo y arriesgado es el que Benzema castiga sin impunidad: Ulreich de Bayern, Karius del Liverpool, Donnarumma del PSG y Mendy del Chelsea. Todos víctimas de este asesino serial de la presión al arquero.
Benzema celebra su segundo gol del partido. Mendy quedó abatido en el área / Getty
Eso sin contar la figura de Karim Benzema cuando desempeña su otro papel decisivo: crear contextos favorables para la salida del balón y aclarar el camino de sus socios.
Aquí la contribución del galo no es cuantificable con números, pero siempre resulta clave. Por ejemplo, para los centrocampistas del Madrid poder lanzar un pase y luego que Benzema les devuelva otro para orientarse y enviar otro pase hacia el espacio abierto en banda es una de las cosas más complejas de defender de Benzema.
Ese es su impacto, el efecto intangible de un delantero que hace jugar al equipo. Su genialidad no es su vínculo con el gol, es la conexión que establece con el balón en conjugación con sus movimientos previos. Ante Benzema, los defensas no defienden pases ni regates ni disparos, tienen que detener las abstracciones de Karim, sus ideas.
Por eso, más que detener el origen, las zagas rivales suelen ser más eficaces cuando intentan detener las consecuencias, cuando se anticipan a sus intenciones. Cuando el rival acepta que es imposible retener la movilidad de este felino y se aplica tratando de detener el resultado de su impredecible dinámica.
La dinámica de una temporada de récord
Una dinámica ha tenido su cúspide esta temporada. Benzema lleva seis goles en los dos últimos partidos de Champions League, el torneo que define como ningún otro la calidad de jugador que eres y en el que Benzema ya tiene 11 tantos esta temporada. Su récord personal (nunca había podido pasar de siete).
Y si lo comparamos con la otra máquina de hacer goles, Robert Lewandowski, se queda en evidencia que Benzema está a un nivel de excelencia.
El polaco ha hecho 45 goles en 39 partidos (1.15 goles por partido). Benzema, lleva 37 en 36 (1.03 cada 90 minutos), así el gato pelea por acabar la temporada en un trance goleador, el de marcar más goles que partidos jugados.
La firma de un jugador que se convertiría en el tercer máximo goleador del club y está a la caza de Raúl González Blanco / Cortesía: diario AS
Un trance que distingue a los mejores atacantes de la última década. Un club donde se encuentran figuras de mito para el futuro del fútbol como Lionel Messi (cinco temporadas), Cristiano (cuatro) y Robert Lewandowski (tres).
Con esta temporada, Karim Benzema pide su membresía a este club goleador y donde se colocará entre los mejores delanteros de una década de fútbol que quedará marcada en la historia: Luis Suárez, Zlatan Ibrahimovic, Wayne Rooney, Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Robert Lewandowski.
Ahora Karim Benzema también está entre esos '9' de época, si no lo estaba ya.