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Caracas vs Deportivo Táchira: las primeras llamas de una rivalidad

Viernes, 22 de abril de 2022 a las 07:49 am

Samuel Aldrey / @SamuelAldrey

Ya se sabe que la imprecisa frontera que separa el amor del odio es tan estrecha como un silbido. Entre el amor apasionado y el sordo rencor han oscilado desde siempre las relaciones entre las hinchadas del Deportivo Táchira y el Caracas, equipos que se enfrentan hoy en el Olímpico de la UCV.

Al fin y al cabo , desde Caín y Abel es conocido que todo sentimiento de hostilidad es el resultado de un afecto no correspondido, y que quienes fueron meros conocidos ayer pueden arañarse mutuamente hoy, con cualquier chispa como catalizador para una triste violencia.

La Copa República, el primer capítulo hostil.

En el caso del Caracas y el Táchira el primer duelo entre ambos se registra en julio de 1985, es decir la cosa viene de lejos, pero aquel partido no cimentó ninguna rivalidad, pero el nuevo milenio, sí que lo hizo.

La imagen del autobús del Caracas, un 17 de diciembre del año 2000, envuelto en llamas en mitad de la cancha de Pueblo Nuevo y con la entrega de la Copa República Bolivariana de Venezuela en los vestuarios, mientras se vivía un pandemónium en la cancha fue la primera mecha de una rivalidad.

Así los dos equipos con más títulos han desarrollado una historia que camina de la mano con la volatilidad del primer fuego vivido en Pueblo Nuevo.

El partido.

Este partido, que marca a fuego el comienzo de todo, fue la vuelta de la Copa República Bolivariana de Venezuela, un torneo de transición (ni Liga ni Copa). Se disputó a ida y vuelta. El Caracas tuvo que jugar el partido de local en el Giuseppe Antonelli, una casa provisional, pues el Brigido Iriarte estaba cerrado. En ese primer partido el Caracas ganó 2-1.

La vuelta era en Pueblo Nuevo, el 17 de diciembre del año 2000, y el estadio estaba lleno de euforia. Esa vehemencia de la tribuna se vería recompensada cuando Claudio Rivadero colocaba el primer gol del partido al minuto 11, favor de los aurinegros y luego Yohan Yacua sentenciaba de cabeza el 2-0.

Pero el Caracas respondió con goles del brasileño Ederlei Pereira al 76 y de Stalin Rivas, “El Mago”, al 89 para silenciar a las 22.000 personas que habían asistido a Pueblo Nuevo.

 Las llamas del desastre.

 A penas se dieron los tres pitazos finales Juan García se arrodilló en el césped para agradecer el triunfo. “No sé qué habrán interpretado, pero unos desadaptados bajaron a agredirnos. ¿Cómo puede ser ofensivo alguien que está arrodillado?, contó Juan a Meridiano.

 

La nota del desastre / Meridiano


 Ante esta escena, Alexander Rondón salió a defender a su compañero, cuenta el cronista Manuel Todea: “Rondón conecta una patada a un hincha revoltoso y el público enfurecido se lanzó al terreno de juego en busca de los campeones. La policía entró en acción con sus escudos y protegió a los jugadores de una gran cantidad de piedras, palos y botellas que lanzaban los fanáticos a los jugadores visitantes”.

La ira se encendió e incluso una valla se desplomó en la marea enardecida de personas que se convirtieron en la representación de la destrucción e incluso, cuenta Todea que la “policía tuvo que resguardarse” y en este caos el autobús del Caracas fue conducido por los hinchas del Táchira que lo metieron en terreno de juego.

 El autobús calcinado.

En la foto se aprecia la quema del autobús del Caracas por hinchas del Táchira / Archivo Meridiano


 Inmediatamente lo destrozaron y saquearon todas las pertenencias del autobús del los rojos del Ávila. Aquel acto vandálico “constituye una verdadera vergüenza para el fútbol nacional, sobre todo luego de haberse disputado uno de los encuentros más emocionantes de los últimos años”, culmina su crónica el periodista Manuel Todea.

La vergüenza posterior.

Días después se dio el balance de lo acontecido. El Caracas tuvo 55 millones de bolívares en pérdidas, informó días después Elio Quintal, coordinador del Caracas y también un herido en la cabeza.

Mientras, en Táchira los medios de comunicación se sentían molestos por la actitud de los fanáticos, Manuel Cardozo en el programa Ecos del Torbe les dijo: "Esos vándalos estaban en estado etílico o 'dopados' no hay otra consideración por la barbarie cometida" y añadió "quemar un autobús es inaudito e imperdonable", enfatizó. 

Pero lo que tampoco se pudo perdonar fue una agresión del delantero Alexander Rondón a un aficionado.

César Semidey, Gerente General del Táchira, comunicó después algo que no se vio: “Rondón no respetó a la fanaticada. Aparte de bajarse los pantalones agredió a un adolescente; inclusive sus padres colocaron una demanda al PTJ contra el jugador”, declaró.

La declaración de Semidey posterior al partido / Archivo Meridiano


 Y así el 17 diciembre del año 2000 iniciaría una rivalidad que tendría en ese década más finales, más definiciones, burlas, golpizas, montajes… En fin, nació un Clásico que tiene 21 años con un autobús quemado, unos pantalones bajados y un título para el Caracas.

Hoy en el Olímpico se espera ver un partido de fútbol y no un cuadrilátero entre los aficionados. 

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