El Real Madrid sufrió un doloroso revés en el Estadio Santiago Bernabéu al caer derrotado por 2-0 ante el Celta de Vigo.
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Lejos de ser un tropiezo aislado, la derrota expuso las fragilidades de un equipo que se vio ampliamente superado en varios tramos del encuentro por un Celta que mostró más intensidad y orden. La imagen ofrecida por los merengues generó un ambiente de crispación que culminó con pitos y abucheos de la afición.
Dominio celeste que frustró al Madrid
Desde el inicio, el Celta de Vigo logró dominar el centro del campo y neutralizar los intentos de ataque del conjunto local. Los visitantes se mostraron superiores en la presión y la posesión, obligando al Real Madrid a recurrir constantemente a balones largos e imprecisos.
Los pupilos de Xabi Alonso mostraron una alarmante falta de ideas ofensivas y conexión entre el mediocampo y la delantera. A excepción de algunos destellos individuales y acciones a balón parado, la portería visitante apenas corrió peligro real.
En el minuto 54 y al 90+3, Williot Swedberg se encargó de convertir los dos goles del Celta y desatar la locura en la grada rival.
Descontrol total
Tras encajar el primer gol, el Real Madrid se lanzó al ataque más por impulso y desesperación que por orden táctico. Esta pérdida de compostura tuvo consecuencias inmediatas y graves:
Los laterales izquierdos merengues, Fran García al 64 y Álvaro Carreras al 90+2, fueron expulsados por doble amarilla, dejando a su equipo con nueve jugadores.
Esta derrota es una señal de alarma que resuena con fuerza en Valdebebas, especialmente si se considera el próximo y mayúsculo desafío, el partido de la UEFA Champions League contra el Manchester City
Con la defensa ya mermada por las lesiones (Militao, Carvajal, Alexander-Arnold) y ahora debilitada por la baja moral del equipo, la actuación de esta noche genera serias dudas sobre la capacidad del Real Madrid para competir al máximo nivel europeo.