La planificación deportiva del FC Barcelona ha recibido un golpe demoledor en un momento clave de la temporada. La noticia ha caído como un jarro de agua fría en las oficinas de la Ciudad Deportiva Joan Gamper: Andreas Christensen sufre una rotura parcial del ligamento cruzado, una lesión que lo mantendrá alejado de los terrenos de juego durante, al menos, cuatro meses.
Esta baja no es solo una pérdida numérica; es un desajuste táctico profundo para un equipo que veía en el danés al equilibrio perfecto entre la salida de balón y la contundencia defensiva, todo a pesar de sus constantes problemas físicos.
El fin de la "pausa" de Ronald Araújo
La consecuencia más inmediata y dramática de esta lesión es el fin prematuro del plan de recuperación de Ronald Araújo. El central uruguayo se encontraba en un periodo de ausencia consensuado con el club, buscando "aire" y espacio para recuperarse anímicamente tras una serie de actuaciones accidentadas que lo situaron en el centro de las críticas de la afición y la prensa.
Sin embargo, las circunstancias han borrado de un plumazo cualquier margen de maniobra. El Barça no puede permitirse el lujo de esperar más.
La ventana de enero: ¿Fichaje de emergencia?
La duración de la baja de Christensen (superando los cuatro meses) abre un escenario reglamentario que el Barcelona ya ha explorado en el pasado. Debido a la gravedad de la lesión, el club tiene la posibilidad de acudir al mercado de invierno para reforzar la posición de central.
La dirección deportiva, encabezada por Deco, se enfrenta a un dilema. Podrían volver a confiar en la cantera: Seguir apostando por el talento de La Masia para parchear la posición... O concretar el fichaje de un veterano: Buscar un perfil "low cost" o una cesión de seis meses que aporte experiencia inmediata sin comprometer la masa salarial a largo plazo.
