Un nuevo episodio se una al FC Barcelona y el recorrido de las obras de su estadio, el Spotify Camp Nou. Justamente, lo nuevo vino a traerlo la Guardia Urbana de la 'Ciudad Condal', que este domingo se acercó al recinto culé y detuvo los trabajos que se estaban haciendo.
Al menos, así lo contó la Cadena SER, en un movimiento de la policía que habría frenado la actividad que se estaban realizando en ese momento, adicional de echar del lugar a los trabajadores de Limak, encargados de la obra.
Esa decisión de las autoridades se produjo en el marco del cumplimiento de la normativa acordada, que no contemplaba trabajar en las instalaciones durante el domingo.
La guardia habría redactado lo ocurrido, al tiempo que denunció a Limak por incumplir la mencionada permisología. Un hecho que tendría un desenlace en una multa ordinaria de unos 300 euros. Hay que recordar que los culés tienen autorización para trabajar en las obras del nuevo Camp Nou de lunes a viernes, en un horario comprendido desde las 8am hasta las 12 de la noche, mientras los sábados el permiso es de 10 de la mañana a 8 de la noche.
En Barcelona trabajan a contrarreloj
Todo esto se da en un contexto en el que el cuadro catalán se mantiene a la expectativa por los avances en el estadio, en el que quieren como epicentro del próximo partido de LaLiga entre el Barcelona y el Valencia.
Ese juego está programado para el 14 de septiembre y desde el alto mando azulgrana guardan esperanzas a que se pueda disputar el compromiso en el Spotify Camp Nou para esa fecha.
Según el diario As, este lunes habría tenido lugar una reunión importante entre representantes del club con autoridades del Ayuntamiento de Barcelona, los Bomberos y la Guardia Urbana para analizar el estado de las trabajos.
En el club esperan la licencia que permitiría la apertura del estadio para este partido. Sin embargo, de no darse, pasarían a la acción al 'Plan B', que no es otro al del estadio Johan Cruyff.
Eso supondría una reducción considerable de aforo para Barcelona, tomando en cuenta que se pasaría de una capacidad de 27.000 mil (la prevista para la apertura del Camp Nou, aunque la final sería superior a los 100 mil) a unos 6.000 del 'mini' estadio.