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La actriz venezolana Ivette Domínguez se sinceró en una entrevista de los difíciles momentos que vivió por haber sido víctima de los biopolímeros. La belleza de 60 años, comentó que recurrió al procedimiento por la presión que vivían las figuras públicas en los años 90, de lucir “perfecta” en la pantalla chica.
Fue hace años cuando se sometió al tratamiento en la cara, estando en el mejor momento de su carrera, realizando la exitosa novela “Kaina”. Sintió que debía parecerse a Hilda Abrahamz, protagonista de la producción, por lo que se inyectó en los labios y pómulos, la sustancia de relleno.
Una Ivette sincera y sil filtros
“Por inseguridades, por la televisión, llegué a eso. Fue a un centro estético y me coloqué, para rellenarme los labios. No tenía conocimiento de la sustancia, quería cambiar y verme más bella”, comentó en la entrevista con Shirley Varnagy.
Según lo relatado en un momento, le tocó realizar una escena importante y el gran escritor César Miguel Rondón, quedó impresionado con el cambio que había arrojado su cara por la sustancia, al punto de decirle con respeto que “se había desfigurado el rostro”.
“Ahí entendí el error que había cometido, solo tenía en la cara, en los pómulos, y tenía que manejar eso de la mejor manera. Pasó el tiempo ellos estaban bien, pero hace tres años empezaron a emigrar”, comentó.
Ayuda en la delicada situación
Todo no fue dolor y malestar en la vida de Domínguez, logró en el camino un “ángel”, la doctora Susana Misticone, quien la ha ayudado en todo el proceso.
Asimismo, relató que no deja que los comentarios en las plataformas digitales afecten su salud y estado, al ver y escuchar comentarios fuertes cómo “¿Qué te hiciste en la cara?”.