Desde que Javier Báez comenzó su etapa con Tigres de Detroit, inusitados problemas de producción ofensiva comenzaron para él; en el período previo que incluyó pasantía de siete temporadas y medias, entre 2014 y 2021 con Cachorros de Chicago, así como la segunda parte de ese año en Mets de Nueva York, mostró un rostro muy distinto.
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En ese tiempo dejó promedio de bateo en .264, porcentaje de embasado en .307, slugging de .477, OPS en .783 así como 804 imparables, 160 dobles, 19 triples, 149 cuadrangulares, 451 anotadas, 465 remolcadas y 81 bases robadas en 111 intentos. Eso incluyó el liderato de carreras empujadas de la Liga Nacional en 2018 con 111.
Pero desde que se unió a los bengalíes ha acumulado .225 de average, .267 en PEB, .349 de slugging, .615 de OPS, 318 hits que contemplaron 32 vuelabardas hasta la jornada de este 30 de abril.
Para este miércoles el nativo de Puerto Rico se fue para la calle en el lauro felino sobre los Astros de Houston; durante la parte alta del 3cer inning encontró las almohadillas congestionadas ante el abridor, AJ Blubaugh. En cuenta de 1 bola y 2 strikes, un envío en sweeper lo mandó a 98.9 millas por horas, recorrió 350 pies por el jardín izquierdo y amplió la ventaja de los suyos a 7x1.
Ese fue el batazo que determinó el resultado final, 7x4, siendo su primer jonrón en Grandes Ligas desde el pasado 15 de agosto.
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Su anterior tablazo de vuelta entera ocurrió en duelo vs Marineros de Seattle, que en ese momento en la lomita tuvieron al cerrador Andrés Muñoz cuando habían 2 outs en el episodio número 8. Transcurrieron 27 partidos entre uno y el otro debido a que perdió el mes de septiembre, además de la postemporada, debido a lesión.
Ese fue su 9no Grand Slam, 3ero con los Tigres. Los otros 6 como parte de los oseznos del norte en la “Ciudad de los Vientos”.