Para nadie es un secreto que Johan Santana fue uno de los mejores lanzadores latinos de su generación, lo que quedó comprobado con dos premios Cy Young, además de una triple corona, tres títulos de pitcheo, cuatro invitaciones al Juego de Estrellas y un Guante de Oro en su carrera de 12 años en Grandes Ligas.
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Pero más allá de sus distinciones individuales, lo que verdaderamente marcó diferencia mientras estuvo activo fue ese dominio que tuvo sobre los bateadores rivales. Para ello, el Gocho perfeccionó un lanzamiento que con el tiempo se convirtió en la sensación de las Mayores y en el arma más letal de todas: el cambio.
Santana y un trabajo minucioso
En días recientes, Johan Santana estuvo como invitado en el podcast Abriendo, conducido por Vian Araujo y Ricardo Rodríguez. Allí, el venezolano habló de todo un poco sobre su carrera en el mejor beisbol del mundo, y entre esos temas resaltó la historia de cómo construyó su lanzamiento estrella.
"Fue un trabajo que se hizo poco a poco. Cuando comencé con los Astros de Houston era abridor, y uno de mis compañeros de rotación en Ligas Menores era Roy Oswalt. Él tenía la peculiaridad que lanzaba una curva inmensa y super lenta, y entonces los coaches querían que yo también lanzara una así, pero para hacerlo tenía que parar mucho", comentó Santana.
Pero la historia entre el Gocho y Houston no llegó a buen puerto. Tras su canje a los Mellizos de Minnesota comprendió que para ser abridor en las Mayores tenía que ganarse el puesto, por lo que no dudó en ponerse manos a la obra para fortalecer su repertorio de lanzamientos. Gracias a eso pudo afianzarse en el primer equipo.
"Luego entendí en el año 2002 que para ser abridor tienes que dominar tres pitcheos y fue entonces cuando comencé a trabajar en Ligas Menores con Bobby Cuellar, que era el coach de pitcheo de los Mellizos de Minnesota en Triple-A. Le dije que quería lanzar más el cambio. Pero yo no compartía que el cambio tenía que salir suave de la mano, porque para mí tenía que salir de la misma intensidad que la recta", señaló.
Luego prosiguió: "¿Qué hice con el cambio? Meter más la pelota en la palma de la mano, hacer el círculo, y buscar que las costuras estando cruzadas en los dedos pudieran generar esa fricción. Al final yo conseguí que mi cambio tuviera una rotación similar a la recta, lo único que hice fue en vez de cambiar la posición de la bola cambié la posición de mis dedos, pero conservando siempre la pelota en la misma posición".
Vale recordar que en 2004, cuando ganó su primer Cy Young, finalizó como líder en ponches de la Liga Americana con 265, su cifra tope en un temporada. Luego, en 2005 finalizó tercero en las votaciones, aunque también fue el lanzador con más abanicados (238). Por su parte, en 2006 conquistó su segundo Cy Young con 245 abanicados, también el mejor número del Joven Circuito. Por último, en 2007 lideró nuevamente dicho apartado con 235, a pesar de que no entró en el top-3 de las votaciones al galardón.
"Eso lo que te genera es que tengas mayor agarre y control. Así comencé lanzando 90 pies con Bobby y el catcher en sesiones de bullpen, y después empecé a soltar largo. Yo entendía que lo que quería conseguir es que ese pitcheo fuera tan similar a la recta que el bateador no la pudiera descifrar", finalizó Santana.