Años después de una intervención mediática y la mano amiga del multimillonario Mark Cuban, Delonte West ha vuelto a caer en las garras de la adicción y la inestabilidad, un crudo recordatorio de que la batalla contra las enfermedades mentales es una lucha constante y sin garantías. Su triste situación actual contrasta drásticamente con los años en los que fue un talentoso jugador de baloncesto, con una trayectoria que le permitió ganar millones y ser un referente en equipos de primer nivel.
De la cancha de la NBA a la calle: las estadísticas de una carrera truncada
Delonte West fue mucho más que un jugador secundario en la NBA. Seleccionado en la primera ronda del draft de 2004, forjó una carrera de 9 temporadas en la élite, jugando para equipos como los Boston Celtics, Seattle SuperSonics, Cleveland Cavaliers y Dallas Mavericks. En la temporada 2008-2009, su mejor año, promedió 12.3 puntos, 3.5 rebotes y 3.2 asistencias por partido, siendo una pieza clave junto a LeBron James en Cleveland.
A lo largo de su carrera, West acumuló un total de $16.2 millones de dólares en salarios, una cifra que ilustra el abismo entre su pasado profesional y su presente en la calle. Su declive fue abrupto y se hizo público a partir de 2009, cuando sus luchas contra el trastorno bipolar comenzaron a afectar su desempeño y su vida personal, llevando a un espiral de incidentes que finalmente lo alejó del deporte.
La intervención de Mark Cuban y la batalla sin fin
En 2020, una fotografía de West pidiendo dinero en una carretera de Dallas conmocionó al mundo del deporte. Mark Cuban, exjefe de West, reaccionó de inmediato. Cuban lo localizó, se reunió con él y lo llevó a un centro de rehabilitación, ofreciéndole su total apoyo, incluyendo el pago de tratamientos y un lugar donde vivir. La historia de su rescate fue un titular global que generó esperanza en su recuperación.
Sin embargo, su reciente recaída demuestra la complejidad de las adicciones. A pesar de contar con todos los recursos y el apoyo de una de las figuras más influyentes del deporte, la lucha personal de Delonte West ha continuado fuera del ojo público, poniendo en evidencia que la superación de estas enfermedades es un proceso largo y lleno de reveses.
Más que un caso aislado: El trauma sistémico en el deporte
La historia de Delonte West es un eco de un problema sistémico mucho más amplio. Estudios indican que una gran cantidad de exatletas profesionales sufren de problemas de salud mental, incluyendo depresión, ansiedad y adicciones, tras el final de sus carreras. La transición del estrellato a la vida cotidiana, la pérdida de identidad y la falta de una estructura de apoyo adecuada son factores que contribuyen a este fenómeno.
West es el más reciente recordatorio de que ni el talento, ni la fama, ni las riquezas son una garantía contra las profundas batallas internas. Su situación, aunque trágica, sirve para visibilizar una realidad que afecta a miles de personas, incluyendo a aquellos que un día fueron héroes en la cancha.