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Cada 31 de diciembre, a las 12 de la noche, una de las tradiciones más populares en Latinoamérica y España es comer 12 uvas, una por cada campanada del reloj. Este ritual, que promete buena suerte y prosperidad para los próximos 12 meses, tiene una interesante historia detrás.
El origen de comer 12 uvas se remonta al siglo XIX en España, particularmente en Madrid, según algunas fuentes, en 1882, los madrileños empezaron a comer uvas mientras escuchaban las campanadas de la Puerta del Sol, buscando asegurar un año lleno de buena fortuna. Este acto comenzó como una costumbre popular que poco a poco se fue expandiendo más allá de las fronteras españolas.
Existen varias teorías sobre cómo surgió la tradición de comer uvas, una de ellas sugiere que la costumbre comenzó en la alta sociedad española, quienes cenaban uvas acompañadas de champán. En un acto de rebeldía, un grupo de ciudadanos comunes comenzó a comer uvas en la Puerta del Sol, imitando la tradición aristocrática, pero de una manera más accesible y democrática, esta interpretación se popularizó entre la población, extendiéndose rápidamente por toda España.
Con el paso de los años, esta costumbre fue adoptada por varios países de Latinoamérica, como Venezuela, Argentina, y México. En muchos de estos lugares, además de comer las 12 uvas, se incorporaron otras tradiciones, como elegir ropa interior de colores específicos para atraer suerte o esconderse debajo de la mesa al sonar las campanadas. Así, el ritual se enriqueció con otras prácticas que complementaban el deseo de un nuevo año lleno de bendiciones.
Significado detrás de las uvas
Cada una de las 12 uvas representa un deseo o propósito para cada mes del año venidero, a medida que la persona come cada uva, formula un deseo para los próximos 12 meses, lo que convierte a la tradición en un acto simbólico de esperanza y renovación.