Para Cañizales, pelear y ganar en Caracas fue un sueño hecho realidad. "Me sentí muy orgulloso", confesó el púgil. "Gracias a Dios que me dio esta gran oportunidad de pelear por el título mundial aquí en Venezuela, ante toda mi familia y toda la gente que me quiere." La energía de la afición caraqueña fue un factor clave, un impulso que lo llevó a la cima. "Sentí el gran apoyo y estaba súper preparado para hacer mi trabajo", afirmó, reconociendo el papel vital del público en su victoria.
El nocaut: la culminación de un trabajo enfocado
En su segunda pelea contra el tailandés Panya, Cañizales demostró una estrategia renovada y una preparación exhaustiva. A diferencia de su primer encuentro, el venezolano no subestimó a su rival. "Yo nunca pensé que Panya se iba a quedar, ya nos habíamos enfrentado y en la pelea se dio el nocaut en el quinto round y, bueno, nos quedamos con la victoria", explicó.
La clave de este triunfo fue un entrenamiento meticuloso. "Fue una preparación bastante exigente", relató Cañizales. "Esta vez nos enfocamos en el cuerpo". Este cambio táctico fue una diferencia que le permitió asegurar el nocaut.
El futuro del campeón: defensa en Venezuela y nuevos retos
Con 32 años y el título en su poder, Cañizales ya mira hacia el futuro. Anunció que, tras un merecido descanso, volverá al gimnasio para prepararse para su próxima defensa. "Creo que vamos a hacer una defensa con el favor de Dios aquí mismo en Venezuela", adelantó.
Aunque la posibilidad de una tercera pelea contra Panya es remota, Cañizales se muestra listo para cualquier desafío. "Aquí estoy para pelear con quien sea en cualquier aquí en esta división", sentenció con la confianza de un verdadero campeón.