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Es lamentable y hasta inexplicable que en la clase 2023 del Salón de la Fama del Beisbol Venezolano no consiguiera la inmortalidad ningún pelotero. Varios de los nombres que aparecían en la lista tienen credenciales de sobras para ingresar al olimpo de la pelota criolla. 

Richard Garcés, por ejemplo, es uno de los casos más increíble. El otrora cerrador sumó en la LVBP un total de 124 salvados con una efectividad de 3.02 en 18 temporadas. Nadie en el circuito nacional ha conseguido más rescates que “El Guapo”. Francisco Buttó firmó 88 salvamentos en 22 temporadas. Sin duda, Garcés debió ingresar al Salón de la Fama. El “Mariano Rivera” de la Liga local. 

Alex Ramírez es otro de los nombres que merecen estar en el Museo del Beisbol. Quizás muchos fanáticos no están relacionados con “Ramichan”, pero todos los colegas que tienen el honor de votar para escoger a los nuevos inmortales tienen que manejar la importancia que Ramírez representa para el beisbol en general. Así como Luis Aparicio fue el primer y único venezolano en llegar al Salón de la Fama de las Grandes Ligas, “Ramichan” es el único LATINO en estar en la sala de los inmortales del beisbol japonés. Un mérito increíble de contar. 

Ramón Hernández es uno de los grandes peloteros que ha tenido Venezuela. En la LVBP fue un sólido artillero. Además, de un solvente guante detrás del plato. Ganó títulos del circuito criollo y de la Serie del Caribe. Fue uno de los bateadores venezolanos más prestigiosos en las Grandes Ligas. Es miembro del Salón de la Fama de la Serie del Caribe. 

Uno de los lanzadores más sólidos en los últimos tiempos es sin duda Juan Carlos Pulidos. Este zurdo tenía uno de los brazos más educados que se ha visto en la LVBP. Dominante e imponente desde el montículo. Ganó 72 encuentros en el circuito y dejó una efectividad de 3.15 en 1092.0 innings lanzados. Solamente seis serpentineros lograron más de 70 victorias en la LVBP, pero a pesar de esto no logró llegar al Salón de la Fama. 

Otros nombres de gran peso tampoco lograron llegar como Magglio Ordóñez y Tomás Pérez. El primero fue uno de los bateadores más temibles en las Mayores, donde en 2007 levantó el título de bateo. Además, fue seis veces al Juego de Estrella del mejor beisboll del mundo. Por otro lado, “Tomasito” es uno de los siete paleadores que dieron más de 1000 hits en la LVBP. Sin duda otro candidato con pergaminos para llegar al olimpo de la pelota criolla. 

Con esto no quiero decir que todos estos peloteros deberían haber entrado al Salón de la Fama del Beisbol Venezolano en su clase 2023 o que todos los votantes tienen que pensar igual a lo que yo pienso o considero, pero me resulta muy difícil de creer que ninguno de ellos pudiera ver su nombre en lo más alto del Museo del Beisbol Venezolano.  

Para Juan José Ávila, presidente del Museo del Beisbol Venezolano, debe ser muy frustrante ver que no hubo un consenso para que alguno llegara a la tierra prometida, ya que es una de las personas más apasionadas por el beisbol que conozco. Estoy seguro de que el ingeniero está buscando la fórmula para que no se repita esta situación para la clase 2024.

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