La suspensión de un partido impuesta a Lionel Messi por no acudir al Juego de Estrellas de la MLS ha generado una ola de reacciones, y una de las más duras provino de Jorge Mas, propietario del Inter Miami. El dirigente se mostró visiblemente molesto por la decisión de la liga, calificando la sanción como una medida "extremadamente injusta".
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En sus declaraciones, Jorge Mas dejó claro su total respaldo al capitán argentino. Explicó que tanto Messi como Jordi Alba no asistieron al evento por precaución médica, algo que, a su juicio, debería estar contemplado como una excepción válida. Según el reglamento actual de la MLS, los jugadores seleccionados al All-Star Game que no se presenten quedan automáticamente inhabilitados para el partido siguiente, salvo causas mayores como lesiones o emergencias.
Mas enfatizó que el club había seguido todos los protocolos y que el cuerpo técnico recomendó descanso para evitar complicaciones físicas. Aun así, la liga optó por aplicar la sanción sin contemplar el contexto, lo que generó una fuerte incomodidad en el entorno del Inter Miami.
Impacto de la sanción y presión sobre la MLS
El castigo a Messi no solo privará a los aficionados de verlo en un partido clave, sino que también ha levantado dudas sobre la flexibilidad de la liga en el trato a sus máximas figuras. La ausencia del astro argentino puede tener consecuencias comerciales y de imagen, considerando que su presencia ha sido un motor de crecimiento para la MLS desde su llegada.
Jorge Mas insistió en que los clubes deben ser escuchados y que la salud del jugador debe primar por encima de cualquier evento promocional. Afirmó que ya está en conversaciones con altos mandos de la liga para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro.
¿Podría la MLS revisar su reglamento?
La polémica abre el debate sobre si la MLS necesita modernizar ciertos aspectos de su normativa, especialmente cuando se trata de figuras internacionales que elevan el perfil del torneo. La postura firme de Jorge Mas marca un precedente y deja en evidencia que, en el nuevo escenario que vive la liga con Messi como figura central, se necesitarán ajustes que prioricen el bienestar y la lógica deportiva por encima de las sanciones automáticas.