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La Vinotinto

La Vinotinto y las eliminatorias: las manos vacías

Miércoles, 30 de marzo de 2022 a las 11:41 am

Samuel Aldrey | @SamuelAldrey

A una Venezuela sin reparos le volvió a salir la cruz que ha cargado toda su historia: la derrota. No faltó casi nada contra Colombia en Cachamay, solo el gol. Eso sí, se mostró lejos de aquella versión cabizbaja que había mostrado durante toda la eliminatoria donde sufrió de todo.

En Cachamay, el equipo de José Pékerman se encargó de tramitar el fútbol, pero no supo ser contundente en las ocasiones que pudo generar. La victoria la gestionó Colombia al aprovechar un penal. Once pasos decidieron una derrota que no fue merecida. 

Se tiraron los dados y aquellos guiños del fútbol. Falló Salomón Rondón dos que normalmente irían dentro. De hecho, una fue una jugada calcada a su gol contra Colombia en el 2013, pero así es el fútbol.

La Vinotinto no supo sacar provecho de sus momentos de gobernanza con la pelota y de la vida que le dio Wuilker Fariñez con sus atajadas providenciales.

Un control del cuero que pudo encontrar con Rincón en el eje, Herrera de interior derecho y José "Brujo" Martínez por izquierda. De los tres al que mejor se vio con y sin balón fue al "Brujo" y a los regates de Soteldo le faltaron más estocada para generar algo más que espacios para él.

 

Se irrumpió con frecuencia con pases filtrados o conducciones, pero todos los esfuerzos ofensivos fueron nulos.

No obstante, es un partido del cual no se puede extraer ninguna idea o concepto hacia el largo plazo de lo que quiere Pékerman. Eso se trabaja y el trabajo toma tiempo.

Por eso cualquier análisis hecho ahora no soportará el paso del tiempo.  Lo único que se puede de decir es que hubo atisbos de lo que se quiere hacer y una actitud que fue la que se espera cuando una selección quiere competir: jugar con carácter así se pierda. 

"Yo le pido paciencia a la gente de Venezuela. El crecimiento se justifica con trabajo, no hay otra manera. A veces, rápidamente, no se pueden cumplir las expectativas que se tienen", comentó en rueda del prensa el técnico argentino.

Paciencia, sobre todo, porque aún no tiene equipo ni estilo definido para el Mundial 2026, por ende el análisis deberá reposarse para ese momento.

Lo bueno de ese último partido fue que luego del gol no se quedó con la cabeza gacha el equipo y siguió buscando.

Una actitud que se debe mantenerse cuando Pékerman haya hecho sus módulos de trabajos y algunos amistosos.

Hay muchos rasgos que mejorar, la mayoría derivados de la capacidad espacial y de posicionamiento de los jugadores, pero hay un buen material con el cual trabajar.

Una derrota con futuro

 El balance de Néstor en estos partidos tampoco debería afectar en absoluto su posición como DT. Eran partidos que solo podían culminar en la tendencia general de la peor eliminatoria desde la que jugaba para asistir al Mundial de Francia de 1998.

Una eliminatoria donde pasamos por tres técnicos, pandemia, fallecimiento de un presidente, elecciones, nueva gerencia y un largo etcétera. 

La selección no pudo cerrar con un triunfo la eliminatoria a Qatar 2022 / EFE


La Vinotinto durante todo este ciclo sufrió una enorme acefalia. Se dice con la pena, la rabia y con dolor de haber vivido esta interminable danza lúgubre que comenzó y terminó con derrota. 

Las caras al final de la eliminatoria fueron las sospechadas. Soteldo arrojó con rabia el balón al aire, pero saliendo con la frente en alta. No hubo catarsis en el vestuario ni habrá en unos cuantos años.

Lo que se viene

¿Qué puede pasar? Difícil predecirlo y menos en este momento. Impregnados por el impacto de una de las peores actuaciones de nuestro país en la historia de Conmebol.

Aunque, no hay que ser apocalípticos. Volver a repetir una eliminatoria tan nefasta es difícil en poco tiempo. Más allá de los errores tácticos, funcionales o colectivos, preocupan otras cosas:

  • La escasa jerarquía internacional de los jugadores que vienen
  • La falta de fuerza espiritual para remontar la adversidad
  • La impotencia de cara al gol

Este mal trago Vinotinto se superará y todos se jugarán la vida en las próximas eliminatorias. Confíamos en ellos, confíamos en lo que José Pékerman pueda construir en el futuro.

Yangel estuvo incómodo por la férrea marca que le realizó Colombia / EFE


Porque ahora ser aficionado de la Vinotinto es vivir en una pesadilla interminable, porque siempre nos preparamos para cantar un triunfo y se termina explicando un tipo de derrota: la más dura, la más inesperada o la más insólita.

De todos modos se mantiene la esperanza, que, como se sabe, es lo último que se pierde para ese Mundial en el 2026. Tenemos que ganar, tiene ayudarnos la suerte, tiene que haber un trabajo constante, todavía podemos. 

No pidan razones, nadie las tiene. Solo queda confiar en el trabajo de Pékerman y escribir un futuro diferente porque en nuestro presente tenemos las manos vacías.

 

 

FARÁNDULA