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Internacional

¿Por qué el Mundial de Qatar 2022 es controversial?

Sabado, 02 de abril de 2022 a las 09:36 am

Samuel Aldrey | @SamuelAldrey

Solo restan menos de siete meses para iniciar la Copa del Mundo en Qatar y Joe White aún no ha decidido si estará allí para seguir el último intento de Inglaterra por alcanzar la gloria futbolística.

Se resiste a descartar por completo viajar en noviembre, pues sus dudas son abundantes y persisten cuenta Joe al diario británico The National Student

"Me inclino más por no ir", dice White, cofundador de Three Lions Pride (Orgullo de tres leones) , el grupo de aficionados LGBT+ de Inglaterra que cuenta ya con unos 200 miembros.

"Deberíamos poder apoyar a nuestro equipo allá donde vaya y no temer por nuestra seguridad. Desgraciadamente, ese no es el caso en Qatar", comenta al diario británico.

La cuenta atrás para la Copa Mundial de 2022 ya ha dado comienzo, luego de que los grandes empresarios del fútbol internacional se hayan reunido en el Centro de Exposiciones y Convenciones de Doha.

Fue un acontecimiento típicamente brillante y pulido. Allí se sortearon los grupos y se establecieron los calendarios con la mirada de un público mundial, pero las controversias que rodean a esta Copa del Mundo celebrada en Qatar no se acallan fácilmente. Es un ruido de fondo que no se puede apagar al cambiar de canal.

Debajo de la imagen tolerante y progresista que proyectan los organizadores esta semana, se esconde la preocupación de que Qatar no es una nación que merezca el mayor honor de la FIFA.

Los defensores de los derechos humanos siguen criticando su trayectoria en la construcción de los estadios en los que se disputará el espectáculo y las leyes contra la homosexualidad son un obstáculo que impide a algunos aficionados, como Lewis, asistir.

El estadio de Lusail acogerá la final de la Copa del Mundo de 2022 el 18 de diciembre / Foto: Shaun Botterill


 

Qatar insiste en que no hay motivos para temer. Sostiene que las críticas son injustas.

"Todo el mundo es bienvenido aquí y todo el mundo se sentirá seguro aquí", dijo el año pasado Nasser Al-Khater, director ejecutivo del comité organizador del torneo.

Sin embargo, las promesas de que las banderas del arco iris podrán ondear públicamente no han tranquilizado lo suficiente a todos.

Los aficionados LGBT+ tienen claras y evidentes reservas a la hora de viajar a un país donde la homosexualidad se castiga con hasta tres años de cárcel.

"En los últimos 18 meses o dos años, hemos mantenido conversaciones con la FIFA y con Qatar, y hemos comprobado que muchas de ellas son palabrería en lugar de detalles sobre la seguridad", afirma Lewis, un hombre gay que siguió a Inglaterra hasta una semifinal de la Copa Mundial en Rusia hace cuatro años.

"Esta es una selección inglesa que tiene muchas posibilidades. Juega un fútbol emocionante y lo hizo magníficamente en la Eurocopa. Hay mucha ilusión", dice al periódico.

"El hecho de que nosotros -nuestros miembros- sientan que no pueden asistir por su propia seguridad, perdiéndose potencialmente que Inglaterra llegue muy lejos en el torneo, es una situación muy difícil.

"¿Me gustaría ir? Probablemente. Pero sé que nos pasaría una factura enorme. En Rusia, por ejemplo, enviaba mensajes de texto a mis amigos cada dos horas para decirles que estaba a salvo. Eso se va a amplificar aún más en Qatar. No sólo nosotros, sino también nuestros amigos y familiares, que naturalmente estarán preocupados".

La opinión de Southgate

"Defendemos la inclusividad como equipo, ese ha sido el gran motor de muchas de las posturas que hemos adoptado en los últimos dos años, y sería horrible pensar que algunos de nuestros aficionados sienten que no pueden ir porque se sienten amenazados o preocupados por su seguridad", dijo Southgate a principios de este mes.

Hay otros que se sienten más incómodos que temerosos de visitar Qatar, que fue elegida polémicamente como sede de este torneo en 2010.

Se espera que Dinamarca, que fue una de las primeras selecciones en clasificarse para el primer Mundial que se celebró en Oriente Próximo, cuente con el apoyo de un número reducido de aficionados que viajen.

"Quince mil muertos en Qatar, hurra por el Mundial", decía el cartel de la estatua de la Sirenita en Copenhague en octubre, un día después de que Dinamarca se clasificara Foto: Odd Andersen/AFP


Más de 6.500 fallecidos

Danske Fodbold Fans, un importante grupo de aficionados, instó a sus miembros el año pasado a boicotear Qatar 2022. "No es fácil dar la espalda al mayor acontecimiento deportivo", dijo. "Pero el fútbol ha sido tomado como rehén por gobernantes autoritarios ávidos de poder, hombres ricos codiciosos y dirigentes incompetentes", dice el grupo danés.

Pero a pesar de los miles de millones gastados, la infraestructura de la Copa del Mundo de Qatar se ha construido de forma barata. Cientos de miles de trabajadores se han visto obligados a pagar su propia contratación y a trabajar durante años ganando salarios de miseria.

En aldeas y ciudades del sur de Asia y de algunas zonas de África, los jóvenes desesperados por trabajar se apuntan a agentes de contratación que, a menudo en connivencia con empresas o intermediarios de Qatar, les extraen ilegalmente enormes sumas a cambio de un empleo.

A un trabajador mal pagado de Bangladesh le puede costar un año de trabajo duro sólo para recuperar los honorarios.

Para algunos, el trato acaba dando sus frutos: se envía dinero a casa, se reconstruyen las viviendas, se envía a los niños a mejores escuelas y se pagan las dotes matrimoniales. Muchos trabajadores regresan a Qatar varias veces, lo que quizá sea una señal de la falta de oportunidades en su país, pero también de que la migración puede funcionar.

Pero para muchos otros, es una trampa. Se encuentran muy endeudados, sin poder cambiar de trabajo y con salarios muy bajos. The Guardian en un reportaje de febrero estima un total de 6.500 trabajadores que fallecieron en las construcciones donde ayer se celebraba el sorteo de grupos.

Detrás de esa estadística se esconden innumerables historias de familias devastadas que se han quedado sin su principal sostén, luchando por obtener una indemnización y confundidas sobre las circunstancias de la muerte de su ser querido.

A pesar de ello, se espera que más de un millón de aficionados viajen desde todo el mundo para visitar una nación del tamaño del estado Bolívar, donde ocho sedes acogerán 64 partidos en noviembre y diciembre.

Las entradas ya están a la venta, y la FIFA afirma que se solicitaron 1,2 millones de entradas en las primeras 24 horas de enero.

El espectáculo continúa, pero el ruido de fondo no desaparece.

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