Hoy muchos centran el análisis del presente del Real Madrid en los dos últimos grandes resultados. Dos derrotas, realmente, catastróficas para una entidad como la merengue, además, por los rivales que estaban en frente: FC Barcelona y AC Milan.
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El 0-4 que propinaron los azulgranas y ese 1-3 dibujado por los rossoneros, ambos en el feudo madridista, el Estadio Santiago Bernabéu, dolieron mucho en la afición y levantó unas alarmas en la entidad.
Sin embargo, unas (las alarmas) que ya debían estar encedidas desde mucho antes si el foco hubiese estado puesto en las demostraciones colectivas del equipo, carente de juego que enamore, pese a tener una plantilla plagada de estrellas. En ese contexto, mucho se habla de los Vinicius, Mbappé y compañía, mientras se descuida algo que puede ser la principal razón del mal andar de los de Valdebebas: el funcionamiento del mediocampo.
¿El Madrid necesita más de sus mediocampistas?
Es una pregunta que salta a la palestra en este momento. Y que, de forma repetida, un análisis serio debía preguntarse mucho antes porque la sala de máquinas de cualquier conjunto, por lo general, es la gran responsable del tempo que pueda tener el equipo en conjunto.
Hoy por hoy es una línea en la que poco se detalla la incidencia que puede tener en todo lo gris de este Madrid, mientras el brillo y los dedos apuntan más a los delanteros, también en pésimo estado de forma y con un -cada vez más- constante apego a los fallos.
Sin embargo, claro que es una zona del campo a la que debe pedirse mayores prestaciones, sobre todo, si contamos los nombres que la integran: Jude Bellingham, Luka Modric, Aurélien Tchouaméni, Eduardo Camavinga, etcétera.
La gran respuesta al momento del Real Madrid debe apuntar también a la inexistente capacidad que ha tenido esa zona de frenar transiciones rivales y, a la vez, de sobreponerse a lo que el contrario pueda proponer.
Con todo esto y como conclusión obvia, un equipo con tanta constelación de estrellas debe jugar mejor y para hacerlo los mediocampistas deben asumir la misión, que no es otra que apostar por ser el pilar de renacer en la campaña; de lo contrario, los blancos solo verán a otros clubes siendo los monarcas de los torneos.