¿Qué estará pasando por la cabeza de Juan Soto? Esa es la pregunta que resuena con preocupación entre la directiva y los aficionados de los Mets, después de un fin de semana que ha dejado más dudas que certezas sobre su compromiso y estado de ánimo. Las acciones recientes de Soto sugieren una desconexión inquietante con su nuevo equipo, lo que contrasta drásticamente con la imagen de profesionalismo que se esperaba de él.
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Un cambio Inesperado de actitud
La situación más llamativa ocurrió antes del partido, cuando Soto, quien había aceptado usar un micrófono para ESPN en la segunda entrada, cambió de opinión minutos antes de que empezara el juego. Su excusa fue estar cansado de las constantes preguntas sobre Aaron Judge, capitán de los Yankees, y de tener que justificar su elección de unirse a los Mets. Esta evasión repentina no solo afectó a la transmisión de ESPN, sino que también estableció un patrón de comportamiento que se repetiría a lo largo del fin de semana. No es común ver a un jugador de su calibre evitar este tipo de exposición, lo que sugiere una frustración interna que no está manejando de la mejor manera.
La ausencia post-partido: Un patrón preocupante
La tendencia de Soto a evadir responsabilidades se acentuó después del juego. Mientras los reporteros lo esperaban en el clubhouse, Soto se vistió y se dirigió a la salida, prometiendo volver para responder preguntas después de ver a sus familiares. Sin embargo, esa promesa nunca se cumplió. Su ausencia no solo dejó a los medios sin respuestas, sino que también envió un mensaje negativo a la organización.
Este tipo de comportamiento es particularmente alarmante porque, según los informes, no es el mismo Soto responsable que siempre estaba accesible la temporada pasada. Su actitud de "aguantar como un hombre" que mencionaba el viernes, se desvaneció apenas dos días después, lo que plantea serias dudas sobre su estabilidad emocional y mental en este nuevo entorno.
Señales de alarma para la directiva de los Mets
Para la directiva de los Mets, estas acciones no son solo incidentes aislados, sino señales preocupantes de una posible falta de entusiasmo de Soto por su nuevo equipo. La preocupación se intensifica al notar que el único momento en que Soto pareció realmente feliz este fin de semana fue cuando interactuó con figuras de otros equipos, como Aaron Judge, el mánager Aaron Boone y el intermedista Jazz Chisholm durante la práctica de bateo. Esta dicotomía entre su aparente desinterés por los Mets y su comodidad con jugadores de otros equipos es un foco rojo importante.
Los Mets invirtieron mucho en Soto, y ver esta falta de conexión o alegría con su actual equipo es, sin duda, una fuente de preocupación. ¿Estará arrepentido de su decisión? ¿O hay algo más profundo que lo está afectando en su adaptación a la gran manzana? La directiva tendrá que abordar estas inquietudes para asegurar que Soto se sienta realmente parte del equipo y dé lo mejor de sí.