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MLB: ¿Luis Arráez logrará la inmortalidad en su búsqueda de los .400?

Después de que los Twins de Minnesota y los Marlins de Miami acordaron el pasado invierno el cambio de Luis Arráez por Pablo López más los prospectos Byron Chourio y José Salas, la mayoría vio como ganadores de la transacción al conjunto de las Ciudades Gemelas.

Este sentimiento se hizo aún más fuerte después del brillante comienzo de López. Nadie, sin embargo, dijo que los Marlins fueron robados porque vieron en Arráez a un bateador de contacto muy sólido, después de todo, acababa de aparecer en el Juego de Estrellas y de ganar el título de bateo de la Liga Americana.

Pareciera también se les olvidó que la "Regadera" fue la única razón por la que Aaron Judge no ganó la Triple Corona el año pasado.

 

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Sin embargo, los bateadores de contacto no son especialmente apreciados en el juego actual a menos que tengan algo de potencia o un porcentaje de embasado sólido que acompañe a ese promedio alto. De hecho, Arráez es un unicornio teniendo en cuenta cómo se juega hoy en día, pues su promedio de bateo más bajo en su carrera de Grandes Ligas fue de .294 en 2021; en las otras 4 temporadas ese número está muy por encima de .300.

Su poder aislado esta temporada es un muy bajo .087 y ocupa el puesto 113 de 157 bateadores en apariciones en el plato por caminata con 13.86. ¿Qué le hace tan especial? Bueno, no es sólo un bateador de contacto promedio, es con diferencia, el mejor de la MLB en el arte de batear.

En una época en la que la mayoría de la gente ni siquiera llega a .280, el segunda base de los peces no tiene ningún problema para ligar por encima de .300. Sin embargo, lo que ha hecho hasta ahora más que un éxito, es extraordinario.

 

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Para este viernes 23 de junio, Luis Sángel batea .397 con un porcentaje de embasado de .447, slugging de .483 para un OPS de .931, mientras lleva a los Marlins a una sorprendente marca de 43-33 en el Este de la Liga Nacional. Tómese un momento para apreciar la singularidad de esa línea: Está bateando casi .400 y nadie ha terminado con un promedio superior a .400 en una temporada completa desde que Ted Williams bateó .406 en 1941.

Ya tiene tres juegos de 5 hits (contra Atléticos de Oakland, Nacionales de Washington y Azulejos de Toronto entre el 3 y el 19 de junio), lo que lo deja a uno del récord de todos los tiempos de juegos de 5 imparables en una temporada. Los jardineros Ty Cobb (1922), Tony Gwynn (1993) e Ichiro Suzuki (2004) y el primera base Stan Musial (1948) tuvieron 4 de esas actuaciones.

¿Es demasiado pronto para empezar a considerarlo como candidato a ser el primer jugador en batear .400 o más en 82 años? Probablemente. ¿Es lo que está haciendo en este momento una de las actuaciones individuales más impresionantes que hemos visto en los últimos años? Pues sí.

 

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Lo más cerca que alguien ha terminado en .400 desde que Wiilliams lo hizo ha sido Gwynn, quien bateó .394 en 1994 (una temporada acortada). Arráez tiene ante sí un reto monumental, pero no hay bateador más capacitado que él para hacer una carrera hacia la sagrada marca de .400.

 

 

Arráez estaba bateando .398 antes de irse de 3-1 con un boleto en la victoria del jueves 6x4 sobre los Piratas de Pittsburgh. Los bateadores han bateado .398 o más en 75 juegos de equipo de una temporada dada (con un mínimo de 233 apariciones en el plato) 32 veces, y Arráez es uno de ellos. ¿El bateador más reciente que lo hizo antes que él? Tony Fernández (.405 AVG) en 1999.

Pero el beisbol ha migrado hacia un enfoque más orientado a la potencia, en el que la gente batea hacia las cercas, se poncha mucho y registra bajos promedios de bateo. Obviamente no es su caso.

Si quieres ordenarlo por fecha, los jugadores más recientes, además de Arráez, que batearon .398 o más hasta el 21 de junio o más tarde en la temporada fueron Todd Helton y Nomar Garciaparra en 2000.

 

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Arráez también aventaja a Ronald Acuña Jr. (.324) y a Freddie Freeman (.323) con 73 y 74 puntos, respectivamente. Se trata del margen más amplio entre el líder y el segundo clasificado de la MLB en la era moderna.

Mantener un promedio de .400 o superior durante una temporada de 162 partidos debe ser una de las cosas más difíciles en el deporte profesional en estos días. Fernández por ejemplo, terminó la campaña de 1999 en .328 después de batear .405 en sus primeros 100 partidos.

 

 

Ahí radica el reto para el venezolano: mantenerse alrededor de .400 durante las largas y agotadoras semanas de la temporada. Recientemente pasó por una mala racha en la que su promedio bajó al rango de .370, sólo para recuperarse y llegar a .400 el 19 de junio.

 

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A su favor juega su increíble contacto+. Esta estadística se alimenta de la velocidad del lanzamiento, el movimiento, la ubicación, el conteo y otros factores y datos para medir qué tan bueno es un jugador para hacer contacto con la pelota. Arráez lidera la liga con su marca de 116 (100 es el promedio).

Por otra parte, Arráez es un bateador extremadamente disciplinado y eso le ayuda a evitar hacer swing a lanzamientos malos y ponerse en posiciones vulnerables. Su disciplina+ de 99 estaría justo en el promedio, pero es difícil ignorar el hecho de que tiene 22 bases por bolas y 15 ponches en 267 turnos, además tiene, por mucho, el porcentaje más bajo de swings que fallan, con 7.1. El segundo bateador, Nico Hoerner, tiene 10,3%.

¿En cuánto estará su promedio al término de los 162 juegos del calendario?

 

Fuente: The Analyst

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