El entrenador de los Golden State Warriors, Steve Kerr, conocido tanto por su éxito en los banquillos como por sus reflexiones profundas sobre el baloncesto y la vida, ofreció una perspectiva reveladora sobre la realidad actual de los entrenadores en la NBA. Sus comentarios surgieron a raíz del reciente despido de Michael Malone, exentrenador de los Denver Nuggets, una decisión que ha generado debate en el entorno de la liga.
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El panorama cambiante en la NBA
En declaraciones realizadas tras una rueda de prensa, Kerr ofreció una visión sincera sobre cómo la estructura actual de la NBA, dominada por multimillonarios y grandes corporaciones, ha transformado la estabilidad laboral de los entrenadores.
"Creo que una cosa que ha pasado es que, ahora, la mayoría de los equipos son propiedad de multimillonarios, grandes corporaciones. Así que somos todos más reemplazables. Hay mucho dinero en el negocio ahora. Eso trae ventajas y desventajas: nosotros ganamos más que hace cinco años, pero somos más vulnerables, porque no creo que haya muchos dueños preocupados con despedir a un tipo y pagarle para que se vaya."
Kerr destacó cómo los cambios en la estructura económica de la liga, impulsados por el crecimiento exponencial de los ingresos, han llevado a un entorno donde los entrenadores son cada vez más prescindibles. Aunque los salarios han aumentado, la estabilidad laboral se encuentra en constante amenaza.
La inestabilidad en la profesión de entrenador
El despido de Michael Malone, quien llevó a los Denver Nuggets a un campeonato en 2023 y consolidó al equipo como un contendiente constante, ha sido un recordatorio de la volatilidad que enfrentan los entrenadores, incluso aquellos con un historial probado de éxito.
Kerr lo resumió de manera contundente:"De vuelta, es un negocio que elegimos, y todos lo amamos, pero no es la profesión más estable, eso seguro."Sus palabras reflejan una realidad que afecta tanto a los entrenadores veteranos como a los más jóvenes que buscan abrirse camino en la liga.
La presión por obtener resultados inmediatos y la impaciencia de los propietarios han convertido a la NBA en un entorno de alta exigencia, donde incluso ganar un campeonato no garantiza seguridad laboral a largo plazo.