La llegada del Hapoel Tel Aviv a la Euroliga, sumándose al ya histórico Maccabi Playtika Tel Aviv, ha desatado una controversia considerable y la preocupación por posibles revueltas sociales en los partidos. Esta situación va más allá de lo deportivo, ya que el conflicto palestino-israelí se traslada directamente a las canchas, generando tensión y un riesgo palpable de incidentes.
La polémica y las protestas
El origen de la controversia es la oposición de movimientos pro-Palestina a la participación de equipos israelíes en competiciones deportivas internacionales. Argumentan que la presencia de estos clubes normaliza la situación en su país y se utiliza como propaganda para desviar la atención de la crisis humanitaria en Gaza. En diversas ciudades europeas, grupos activistas han convocado a protestas y manifestaciones, buscando boicotear los partidos y presionar para que la Euroliga expulse a los equipos israelíes, tal como hizo con los equipos rusos tras la invasión de Ucrania.
Madrid y Vitoria, epicentros de la tensión
En ciudades con fuerte activismo pro-palestino, como Madrid y Vitoria, las protestas ya han sido una realidad. En el pasado, los partidos del Maccabi contra el Real Madrid o el Baskonia han sido escenarios de pancartas, banderas palestinas y gritos de "Fuera sionismo del deporte". La presencia de un segundo equipo israelí, el Hapoel, solo aumenta las probabilidades de que estas manifestaciones se intensifiquen y se extiendan a otras ciudades.
Violencia y riesgo de disturbios
La situación es tan tensa que ya ha habido incidentes violentos. En un partido de fútbol en Ámsterdam en noviembre de 2024, aficionados del Maccabi Tel Aviv fueron atacados por grupos pro-Palestina, lo que resultó en 62 detenidos y varios hospitalizados. Este episodio ha servido de advertencia para las autoridades y la propia Euroliga, que se ven obligadas a implementar planes de seguridad sin precedentes para cada encuentro.
La polémica también se extiende a la liga. Críticos señalan que la organización aplica un "doble rasero" al permitir que los equipos israelíes sigan compitiendo, mientras que los equipos rusos fueron vetados por completo tras el inicio del conflicto con Ucrania. La Euroliga, por su parte, argumenta que la exclusión de los equipos rusos se debió a una invasión a otro país, mientras que la situación en Israel es diferente.