NOTAS RELACIONADAS
El Cónclave es el procedimiento confidencial y solemne mediante el cual la Iglesia Católica elige a un nuevo Papa, este acto se lleva a cabo en la Capilla Sixtina y está regido por estrictas normas detalladas en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.
Se debe destacar que solo pueden participar los cardenales electores menores de 80 años, quienes reciben papeletas especiales para emitir su voto. Estas tarjetas están diseñadas para ser dobladas y contienen una frase solemne que cada elector pronuncia antes de depositar su voto.
Los 133 cardenales electores convocados deben cumplir con un protocolo meticuloso que incluye juramentos individuales y una fórmula que confirma que su voto se emite de buena fe. Además, se sortean funciones específicas entre ellos para asegurar la transparencia del proceso, como los roles de escrutadores, infirmarii (encargados de recoger votos de cardenales enfermos) y auditores.
Antes de comenzar la votación, los maestros de ceremonias y otros asistentes deben salir de la Capilla Sixtina. Luego, el último cardenal diácono se encarga de cerrar las puertas, manteniéndolas selladas durante el proceso, se distribuyen al menos dos papeletas a cada elector, y se procede al sorteo de los encargados de contar y supervisar los votos.
Uno a uno, y siguiendo el orden jerárquico, los cardenales escriben en silencio el nombre del candidato que consideran más adecuado. Luego, levantan su papeleta en alto, caminan hasta el altar y la depositan solemnemente tras decir una fórmula de juramento. Si un elector está enfermo pero presente en la Capilla, un escrutador se acerca a él para facilitar el voto.
Después de recoger todas las papeletas, los escrutadores las barajan en la urna principal. Luego, una a una son trasladadas a otro recipiente y contadas públicamente. No obstante, si la cantidad de votos no coincide con el número de cardenales votantes, se anula esa ronda y se repite de inmediato. Si todo concuerda, se inicia el conteo formal.
Las papeletas se enhebran en un hilo como medida de seguridad y luego se guardan. Al final de cada votación, se suman los votos y se verifica si alguien obtuvo la mayoría requerida.
La quema de papeletas y el humo simbólico
Una de las tradiciones más conocidas del Cónclave es el humo que sale de la chimenea del Vaticano. Tras cada votación, las papeletas se queman en una antigua estufa de hierro fundido de 1939. Si no se ha elegido un Papa, se añaden químicos que generan humo negro. Si hay un nuevo Pontífice, el humo será blanco, anunciando al mundo que la Iglesia tiene un nuevo líder.
Para que un cardenal sea elegido como Papa, debe obtener al menos dos tercios de los votos. En el Cónclave actual, eso significa alcanzar un mínimo de 89 sufragios, las votaciones se repiten cuatro veces al día (dos en la mañana y dos en la tarde) hasta que se alcance esa mayoría. Si no se logra elegir un Papa después de varios días, el proceso se interrumpe brevemente para dar espacio a la reflexión, oración y diálogo.