La más reciente actuación de Yulimar Rojas en los Campeonatos Mundiales de Atletismo (al aire libre) y la parada de la Liga de Diamante dejó patente el abismo que la separa del resto de los mortales del planeta.
Si bien su accionar no fue la de una “extraterrestre”, Yulimar Rojas demostró que sus rivales están a años luz de su nivel competitivo. Es como si fuera una especie de Super Girl o la Capitana Marvel con poderes fuera de este mundo.
Esa diferencia abismal no se suele ver con frecuencia en el deporte de alto nivel, llámese atletismo, baloncesto, boxeo, tenis o fútbol. Por ello, todo lo que ha hecho Yulimar Rojas en el último cuatrienio deja sin parangón y capacidad de respuesta a todo el mundo. Nos incluimos.
¿Es su talento la de una super héroe? Cada salto de Yulimar Rojas es una demostración que el ser humano empuja cada vez los rendimientos deportivos a límites que parecía que se hubieran alcanzado.
Pero no, al contrario. Verla saltar es tener la sensación que llegar a los imposibles 16 metros en el salto triple es un juego, que si se lo propone lo logra fácilmente, que capaz ya lo hizo en su base de entrenamientos en España y solo espera el marco idóneo para romper la historia y las leyes de la física, según las cuales un ser humano no puede pegar un brinco tan lejos.
Y nos recordamos atletas que en algún momento de la historia pudimos apreciar en vivo o a través de las pantallas televisivas y que fueron capaces de asombrarnos. El ciclista español Miguel Induráin quien ganó en varias ocasiones el Tour de Francia y subía las escarpadas montañas como su fuera en moto.
O el ucraniano Sergei Bubka, dominador del salto con garrocha en las décadas de los ochenta y noventa, y que en su momento le agregaba unos centímetros cada vez al récord mundial de la prueba (con el consiguiente premio en dinero que eso conllevaba).
O Usain Bolt, el plusmarquista mundial de los 100 y 200 metros planos. El jamaicano era capaz de paralizar el cronómetro en una carrera en la que parecía que ni siquiera respiraba.
O Michael Jordan con sus acrobáticos saltos y clavadas en los tabloncillos de la NBA los cuales le permitían “flotar” unas milésimas de segundo con las que marcaba notables diferencias.
O el famoso gol del brasileño Roberto Carlos a Francia en un amistoso de 1.997, previo al Mundial que ganó luego el seleccionado europeo. ¿Lo recuerdan? Zurdazo potente desde unos 30 y pico de metros que describió una curva imposible y se incrustó en el costado del pórtico del sorprendido portero Fabien Barthez.
Todo esto que recordamos nos lleva a la pregunta inicial. ¿Hay deportistas con súper poderes? ¿Unas especies de Avengers o X-Men encuadrados en una pista, un campo de fútbol, un tabloncillo, pedaleando, saltando o golpeando?
Parece que sí. Disfrutémoslos entonces.