El fútbol profesional se encuentra en medio de una de las polémicas que más curiosidad pueden generar de los últimos años. Todo se basa en la baja por paternidad, en donde el fútbol no es la excepción a comparación de otros deportes de alto nivel y de la misma importancia en el mundo.
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Si bien es cierto que la ley establece con claridad la obligatoriedad de un permiso de seis semanas ininterrumpidas, el ecosistema futbolístico parece haber pasado por alto esta norma y, como consecuencia, parece estar encontrando altas tasas de críticas.
La costumbre y la presión competitiva han llevado a que muchos jugadores retornen antes de tiempo luego del nacimiento de sus hijos, ignorando un derecho laboral básico que protege la conciliación familiar en el deporte.
El fútbol profesional y su situación con la paternidad
Durante la etapa que un jugador está ausente o de baja, el contrato del futbolista queda suspendido por ley, lo que significa que ni el jugador ni el club pueden decidir su participación en entrenamientos o partidos oficiales, respectivamente.
Si no se cumplen estas normas, podría suponer una infracción grave para el club, incluso con la posibilidad de ser considerada alineación indebida, con las sanciones deportivas correspondientes que puede generar tensiones entre los que conforman las directivas, según Marca.
Finalmente, la conciliación no se detiene y el deporte profesional, con todos sus códigos y urgencias, debe adaptarse a una realidad social en la que ser padre no puede ser un riesgo laboral y mucho menos tratándose de lo deportivo, en el que ambas partes deben mostrar su humanidad.