Samuel Aldrey
@SamuelAldrey
No gana ni juega el Barça. Mal asunto para Koeman porque Laporta quiere resultados y fútbol para ilusionar a los aficionados del Barça. Y ocurre que todos los partidos se parecen por aburridos, como si formaran parte de una serie cuyo desenlace ya es sabido, sin más interés que ver correr la pelota.
El juego sosaíno de los futbolistas desmerece la dialéctica excitada. Habrá que poner atención ahora a los dos bandos para saber qué pasará después del empate en Cádiz.
Las circunstancias se han girado en contra de Koeman. El árbitro le expulsó al final del partido después de que ya hubiera mostrado una segunda tarjeta amarilla a Frenkie de Jong en una acción que no pareció punible cuando los azulgrana asomaban la cabeza en el Nuevo Mirandilla.
Los barcelonistas, encontraron una triste coartada para defender un empate a cero en Cádiz. No hay más argumento en el vestuario que el de resistir con la excusa de que el equipo y la plantilla no dan más que para igualar con Granada y Cádiz con Piqué como principal vocero.
El Cádiz presionó siempre que pudo muy arriba, físico y ambicioso por la presencia en ataque de Sobrino y Negredo, dispuesto a negar los espacios al Barça.
Los azulgrana no sabían cómo entrar en el partido, faltos de profundidad y desequilibrio, poco dinámicos para mover la sólida defensa
El más valiente en un equipo desanimado, desconfiado y miedoso era Gavi y el único que se atrevía en el uno contra uno solía ser Memphis. Los barcelonistas, sin embargo, jugaban a tres toques, siempre al pie y sin desmarque, fáciles de contener por el Cádiz.
Esa fue la historia durante todo el partido. Los dos equipos dispusieron de oportunidades para ganar, pero Memphis tuvo una al final que falló. El Barça se hunde.