Durante su carrera en la NBA, Michael Jordan fue a seis Finales y ganó cada una de ellas para ser considerado como el mejor jugador de todos los tiempos. Sin embargo, más allá de los anillos, Jordan demostró su dominio frente a cada uno de los rivales que se enfrentó y nunca necesitó de un juego 7 para coronarse campeón.
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Durante la década de 1990, "MJ" lideró a Chicago Bulls y logró 2 "Three-Peats" (1991,1992,1993,1996,1997,1998), pero no todo fue fácil para el legendario jugador. Pese a que se consideraba a Chicago como el mejor equipo de la historia, Jordan tuvo que elevar aún más sus números en las Finales de 1997 y 1998 para poder ganar esos anillos.
Jordan tomó el control
Pese a haber obtenido esos dos campeonatos, Chicago tiene las dos peores actuaciones, en lo que a puntos se refiere, en la historia de la NBA. Sin contar a Jordan, en 1997 el equipo promedió 55.5 unidades por juego, la segunda cantidad anotadora más baja para un conjunto campeón, y en 1998 bajaron a 54.5 puntos por compromiso.
Sin lugar a dudas, esto demuestra la capacidad que tuvo Jordan de asumir la carga ofensiva y liderar a Chicago a dos campeonatos más, escalando posiciones en la lista de los mejores jugadores de la historia de la Asociación y dejando claro que no necesitó armar un súper equipo para ganar en la liga estadounidense.