Panamá enfrenta una crisis sin precedentes a medida que la peor sequía en un siglo asola el país y provoca un caos en el famoso Canal de Panamá, una de las rutas de navegación más transitadas del mundo. Con 120 buques bloqueados en su interior, las autoridades se han visto obligadas a implementar restricciones drásticas para mitigar los efectos de la sequía y descongestionar el paso.
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La sequía histórica ha dejado niveles de agua extremadamente bajos en el Canal de Panamá, afectando directamente la capacidad de navegación y la operación fluida de la vía. La crítica situación ha llevado a que las autoridades establezcan limitaciones tanto en el peso de las embarcaciones como en el número de travesías permitidas diariamente. Estas medidas, aunque necesarias para preservar la infraestructura y garantizar la seguridad, han resultado en un monumental atasco de buques que esperan su turno para cruzar el canal.
El Canal de Panamá es un corredor esencial para el comercio marítimo mundial, ya que aproximadamente el 6% del tráfico de carga global pasa por sus aguas. La congestión actual ha tenido un impacto significativo en las cadenas de suministro internacionales, generando retrasos en la entrega de mercancías y aumentando la incertidumbre en los mercados comerciales.