Este 17 de septiembre, un incidente grave afectó a Hezbollah cuando una serie de explosiones de pagers sacudió Líbano y Siria. Este evento ha sido clasificado como una de las mayores fallas de seguridad del grupo en casi un año de conflictos con Israel. Las explosiones resultaron en la muerte de al menos tres personas y dejaron a más de mil heridas, incluyendo miembros de Hezbollah, personal médico y el embajador iraní en Líbano.
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Las detonaciones ocurrieron en varias localizaciones en Líbano y Siria, creando una situación de caos y pánico. Las autoridades locales y los hospitales enfrentaron grandes dificultades para atender a los heridos y gestionar el gran número de pacientes. Entre los fallecidos se encuentran una niña de nueve años y un miembro de Hezbollah, quien era hijo de un parlamentario libanés.
Se ha sugerido que el ataque podría ser el resultado de un hackeo israelí, aunque esta información aún no ha sido confirmada oficialmente. Los pagers involucrados eran modelos recientes que Hezbollah había introducido en los últimos meses. El líder del grupo, Hasan Nasrallah, había advertido previamente sobre el uso de dispositivos de comunicación debido a la posibilidad de rastreo por parte de Israel.
El pánico se extendió por los suburbios del sur de Beirut, donde las ambulancias se movían rápidamente para asistir a los afectados. Las explosiones continuaron sucediendo incluso 30 minutos después de los eventos iniciales, lo que intensificó la alarma entre los residentes. El centro de operaciones de crisis del Líbano ha solicitado asistencia médica urgente y ha instado a la población a mantenerse alejada de los dispositivos afectados.
Las imágenes capturadas por cámaras de seguridad muestran los momentos de las explosiones, incluyendo un dispositivo que estalló en un supermercado y otro en un mercado, intensificando la preocupación sobre la seguridad en la región.