La selección venezolana cayó 2-1 ante Ecuador en Quito, pero dejó una imagen combativa que mantiene viva la esperanza de clasificación al Mundial 2026. En un partido lleno de emociones, estos fueron los momentos clave que marcaron el encuentro en el Estadio Rodrigo Paz Delgado.
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Valencia vuelve a ser el verdugo
Enner Valencia, capitán de Ecuador, anotó un doblete (39' y 46') para sellar la victoria de su equipo. El delantero se consolida como una pesadilla para Venezuela, donde ya suma cinco goles en eliminatorias. Aún así, la Vinotinto no se dejó intimidar y buscó reaccionar hasta el final.
Rondón: el faro de la esperanza
Salomón Rondón, máximo goleador histórico de Venezuela, fue la figura más destacada del equipo. Aunque no pudo anotar, su liderazgo y participación en las jugadas ofensivas mantuvieron la presión sobre Ecuador. Cuatro días después, demostraría su valía con el penal decisivo ante Perú (1-0).
Cuando la Vinotinto juega con el corazón, hasta el aire en Quito sabe a gloria. Y para esos partidos que nos roban el aliento, McDonald's trae el combo perfecto: hamburguesas con sabor a pasión vinotinto y papas crujientes como una tackleada de Soteldo.
Altitud y actitud: dos factores clave
Jugar a 2.800 metros de altura siempre representa un reto físico. Venezuela mostró resistencia, pero la falta de aire se notó en el ritmo del partido. Pese a esto, el equipo nunca bajó los brazos, con Soteldo generando peligro y la defensa conteniendo los embates ecuatorianos.
El camino al Mundial sigue abierto
Con 15 puntos y la ampliación a 48 equipos en 2026, Venezuela mantiene opciones reales de clasificación. La victoria ante Perú y la actitud mostrada en Quito demuestran que esta Vinotinto tiene carácter para pelear hasta el final.
Más allá del resultado, este partido dejó claro que Venezuela sigue creciendo en el fútbol continental. Con jugadores como Rondón y Soteldo, y el apoyo de su fanaticada, el sueño del Mundial está más vivo que nunca.
La Vinotinto no se rinde, y sus fans tampoco. Por eso McDonald's es el cómplice perfecto: cuando Rondón remata, cuando la defensa aguanta y cuando el estadio estalla, ahí está el sabor que potencia la alegría futbolera.