Pablo González Fuertes, árbitro asturiano de 44 años, se encuentra en el centro de una intensa polémica que ha sacudido el fútbol español en la víspera de la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el FC Barcelona.
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Su designación como responsable del VAR para este crucial encuentro ha sido objeto de controversia debido a sus declaraciones previas al partido, que han sido interpretadas por el club blanco como una muestra de hostilidad y falta de imparcialidad.
¿Quién es Pablo González Fuertes?
Originario de Gijón, González Fuertes inició su carrera arbitral en la Segunda División B en 2004, ascendiendo a Segunda División en 2012 y debutando en Primera División en 2017 en un encuentro entre el Espanyol y el Leganés.
Desde entonces, ha dirigido numerosos partidos en la máxima categoría del fútbol español y ha sido reconocido con el Trofeo Vicente Acebedo en 2017. Actualmente, forma parte del Comité de Árbitros de Asturias y es considerado una figura cercana al presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA).
Declaraciones que desataron la polémica y reacción del Real Madrid
La controversia estalló cuando González Fuertes, en una rueda de prensa previa a la final, expresó su preocupación por los vídeos críticos difundidos por Real Madrid TV hacia los árbitros, afirmando que "vamos a tener que tomar medidas". Estas palabras fueron interpretadas por el Real Madrid como una amenaza y una muestra de animadversión hacia el club, lo que motivó una enérgica protesta institucional.
En respuesta a las declaraciones de González Fuertes, el Real Madrid emitió un comunicado calificándolas de "inadmisibles" y denunciando una "clara animadversión y hostilidad" por parte de los árbitros designados para la final. El club solicitó a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que actuara en consecuencia, exigiendo medidas disciplinarias y una reforma del CTA.
Como muestra de su descontento, el equipo blanco decidió no participar en los actos oficiales previos al partido, incluyendo la rueda de prensa, el entrenamiento en La Cartuja y la cena de gala organizada por la RFEF.
Posición de la RFEF y consecuencias
La RFEF, a través de su presidente Rafael Louzán, defendió la designación arbitral y afirmó que no se realizarían cambios en el equipo designado para la final. Sin embargo, tras conversaciones con la directiva del Real Madrid, se logró calmar las tensiones y se confirmó que el partido se disputaría según lo previsto. A pesar de ello, la polémica ha dejado en evidencia la necesidad de revisar los mecanismos de designación arbitral y la relación entre los clubes y los órganos rectores del fútbol español.
La situación ha generado un debate sobre la imparcialidad y la transparencia en el arbitraje, así como sobre el papel de los medios de comunicación de los clubes en la crítica a los árbitros. La final de la Copa del Rey se jugará en un ambiente tenso, con la atención puesta no solo en el resultado deportivo, sino también en las decisiones arbitrales y su impacto en el desarrollo del encuentro.