Si hablamos actualmente de bateadores de contacto en las Grandes Ligas, no cabe duda de que el primer nombre en aparecer es el de Luis Arráez. El oriundo de San Felipe ha ido levantando de a poco su nivel en 2024, y ya sus números se parecen cada vez más a los que le valieron para ser campeón bate en los dos últimos años, algo que logró además en Ligas distintas.
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El apodo de "La Regadera" no es casualidad. Arráez no solo tiene una habilidad sensacional para dar imparables, sino que además es por escándalo el bateador más complicado de ponchar en todo el beisbol organizado, como demuestra el hecho de que haya sido el jugador con menor porcentaje de ponche de las últimas dos campañas (y ya lidera esta estadística en 2024).
No es difícil impresionarse con Arráez. Cuando parece que el criollo no puede lograr más registros increíbles, siempre nos topamos con algo nuevo gracias a sus imparables. De hecho, actualmente el segunda base de los Padres de San Diego posee una marca increíble, que demuestra que en efecto es casi imposible poncharlo.
La visión casi perfecta de Luis Arráez
El estadístico estadounidense Ryan Spaeder compartió, a través de su cuenta de X (Twitter), un dato tremendamente difícil de creer sobre Luis Arráez, pero que es totalmente certero.
"Luis Arráez tiene 2.389 apariciones al plato en toda su carrera, pero solo se ha ponchado una sola vez dejando pasar (sin abanicar) el tercer pitcheo del turno", reza el tuit de Spaeder.
Para que se haga más sencillo de entender. Luis Arráez se ha ponchado con tres lanzamientos 37 veces a lo largo de su carrera profesional en las Grandes Ligas. De esos 37 ponches, solo en uno dejó pasar el tercer pitcheo que recibió, que evidentemente fue además el tercer strike de dicho turno.
Y para que sea más impresionante hay que acotar que este ponche ocurrió hace poco, el 9 de abril de 2024, en un duelo entre los Yankees de Nueva York y los Marlins de Miami (en ese entonces Arráez aún era de Miami). Carlos Rodón, lanzador zurdo de los neoyorquinos, ponchó a Arráez con tres pitcheos y además lo pasó sin abanicar en el último lanzamiento.
Esta rebuscada pero impresionante estadística es fiel reflejo de la tremenda capacidad que tiene el pelotero venezolano para identificar cuáles lanzamientos van por su zona de strike, lo que ha sido sin duda uno de los secretos para la increíble habilidad que posee con el madero.