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La presencia de Lionel Messi en el Mundial de Clubes 2025 ha desatado una fuerte polémica. Su equipo, Inter Miami, no ganó la Concachampions, tampoco la MLS ni ningún torneo internacional que lo clasificara de forma directa. Sin embargo, estará en la cita más importante del fútbol de clubes. ¿Por qué? Porque la FIFA decidió convertirlo en anfitrión. La decisión, según el organismo, se basa en su rendimiento en la liga estadounidense y en la Leagues Cup. Pero muchos creen que hay algo más detrás.
Desde que Messi llegó a Estados Unidos, los números han cambiado drásticamente. Las ventas de camisetas se dispararon, los estadios comenzaron a llenarse y los ingresos por patrocinios aumentaron. Se estima que el 80% de las marcas que ahora apoyan la MLS se sumaron tras su fichaje. Es difícil pensar que todo esto no haya influido en la elección de Inter Miami como representante.
Adidas y Apple han jugado un papel clave. La marca alemana, que ya tenía vínculos con la MLS, firmó un contrato multimillonario hasta 2030 tras la llegada del argentino. La venta de camisetas se convirtió en un fenómeno global, con cientos de miles vendidas en pocos días. Por su parte, Apple compró los derechos televisivos por diez años y ofrece una suscripción que tiene como gran atractivo ver a Messi cada semana.
Este movimiento deja una pregunta en el aire: ¿Se está utilizando a Messi como una herramienta para generar más dinero? Su presencia sin duda le da prestigio al torneo, pero también alimenta la idea de que el fútbol se mueve cada vez más por intereses comerciales. Para muchos aficionados, la emoción del deporte sigue viva. Para otros, esta decisión marca una línea peligrosa entre el espectáculo y la competencia justa.
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