El laboratorio antidopaje de Major League Baseball (MLB) no descansa y, cada temporada, vuelve a poner de relieve que el uso de sustancias prohibidas sigue siendo un enemigo silencioso dentro del diamante. En los últimos cuatro años, cinco peloteros latinoamericanos –todos figuras consolidadas o con contratos millonarios– han sido apartados del terreno tras arrojar positivo en los controles.
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El caso más reciente se confirmó el este domingo, cuando el cerrador venezolano de los Filis, José Alvarado, fue sancionado con 80 partidos sin goce de sueldo al detectársele testosterona exógena en una muestra tomada a principios de mes.
Los cinco positivos más recientes
Alvarado, que lideraba el bullpen de Filadelfia con siete salvamentos y una recta de casi 100 mph, no es un nombre menor: su ausencia trastoca por completo los planes de un equipo que aspira a regresar a la Serie Mundial. Pero el venezolano no está solo en esta lista negra. Repasemos, en orden cronológico inverso, los demás casos que todavía resuenan en los clubes y en la afición.
- Jurickson Profar (Bravos de Atlanta, marzo 2025): El versátil jardinero fue suspendido 80 juegos tras dar positivo por Gonadotropina Coriónica humana (hCG), hormona que estimula la producción de testosterona. La noticia cayó como un mazo apenas cuatro días después de un arranque de temporada turbulento para Atlanta, que ahora debe mover piezas en el left field y reconfigurar su lineup sin su nuevo primer bate.
- Fernando Tatis Jr. (Padres de San Diego, agosto 2022): Cuando San Diego contaba las horas para activar a su astro tras una fractura de muñeca, el campocorto fue inhabilitado por 80 partidos al encontrársele clostebol, un esteroide anabólico. Tatis, entonces de 23 años y con un contrato de 340 millones de dólares hasta 2034, argumentó haber ingerido el compuesto como parte de un tratamiento dermatológico, pero aceptó la sanción sin apelación.
- Carlos Martínez (agente libre, mayo 2022): El ex “Caballito” de los Cardenales, dos veces All‑Star, falló un control mientras militaba en Ligas Menores y recibió 80 encuentros de castigo por ibutamoren, sustancia que estimula la hormona de crecimiento. A sus 30 años buscaba un regreso a las Mayores; la suspensión terminó de enfriar el interés de los equipos y puso su carrera en pausa indefinida.
- Ramón Laureano (Atléticos, agosto 2021): El patrullero central, famoso por su potente brazo, fue apartado 80 juegos por nandrolona, un veterano anabólico ligado históricamente al dopaje. Oakland, ya inmerso en reconstrucción, perdió a uno de sus escasos bates productivos y Laureano no volvió hasta la mitad de la campaña 2022, cuando el daño competitivo y reputacional ya estaba hecho.
Patrón repetido: 80 partidos y misma vía disciplinaria
Los cinco casos comparten un denominador común: el castigo estándar de 80 juegos que estipula el Programa Conjunto de Prevención y Tratamiento de Drogas de MLB para una primera infracción. Ni apelaciones, ni excepciones; la liga ha endurecido su política desde 2014 y aplica mano dura, sin importar el cartel del infractor. En términos prácticos, 80 juegos representan la mitad de una temporada regular, suficiente para alterar la lucha por puestos de playoffs e, incluso, devaluar contratos multimillonarios mediante cláusulas de incumplimiento.
Impacto deportivo y financiero
Para los equipos, cada suspensión obliga a reabrir la chequera o rascar en la finca. Los Filis deberán redefinir su relevo final sin Alvarado; Atlanta perdió profundidad ofensiva y defensiva con Profar; San Diego pagó el precio de jugar la recta final de 2022 sin Tatis, mientras los Cardenales nunca volvieron a firmar a Martínez y Oakland vio bajar la asistencia tras el golpe de Laureano. A nivel individual, los peloteros pierden salarios prorrateados, tiempo de servicio y, sobre todo, credibilidad ante compañeros y fanáticos.
Estos cinco positivos recientes confirman que la batalla contra el dopaje sigue vigente y no distingue nacionalidad ni estatus. El listón disciplinario está claro: una sola prueba fallida se traduce en medio año lejos del diamante. Para los latinos mencionados –Alvarado, Profar, Tatis Jr., Martínez y Laureano– la mancha permanecerá en su expediente; para los dirigentes, la lección es rotunda: la inversión en talento también exige invertir en educación y seguimiento médico que prevengan tentaciones y errores que pueden costar campeonatos.