El tercer juego de la Gran Final entre Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira, registró la mejor asistencia de público, 20.705, en lo que va de esta instancia, e inigualable fue el ambiente que se respiró en el Estadio de la Ciudad Universitaria.
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Pero, lamentablemente, como ocurre año tras año, la indeseable reventa afectó a muchos aficionados, ya sea impidiendo la adquisición de entradas o comprándolas a una tarifa muy por encima del valor establecido, en este caso por la organización escuala, dueña de casa el jueves.
En este sentido, el equipo de la marca Meridiano indagó entre los asistentes para recopilar, sintetizar y exponer sus experiencias.
Dos caras de la moneda encontramos en este trabajo de campo; por un lado, personas que compraron sus boletos a través de los canales regulares, como la plataforma de ventas en internet, así como en las taquillas del coso de los Chaguaramos. Los consultados alabaron el mecanismo empleado por La Guaira BBC:
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“Sabemos que, por lo menos en el juego 2, incluso hubo denuncias hacia funcionarios policiales que también revendieron, pero ahí, el home club fue Caracas, cuando son los Tiburones, ha sido distinto, al menos para nosotros”, apuntaron.
El infortunio de otros
No obstante, ese manto no arropó a otro sector de los consultados, como a una familia (que reservaron sus identidades), señalaron que desde el pasado lunes intentaron conseguir por el citado mecanismo online, ellos no lo lograron, por lo que debieron madrugar y trasladarse desde Guatire, estado Miranda, para llegar a las taquillas del Estadio.
Para ellos, el periplo de desfortuna prosiguió, por varias horas permanecieron en las colas, pero a las 10 de la mañana, aproximadamente, el personal encargado anunció ya no quedaban tickets para la localidad de tribunas, incluyendo las populares sillas de sol.
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En este núcleo, por consideraciones personales de seguridad, se descartó el sector de gradas; ¿la solución? Recurrir a los indeseables intermediaros fuera del marco legal.
Los sentimientos de ambivalencia prevalecieron en ellos en el transcurso de la jornada; por un lado, la satisfacción de poder asistir al juego, pero por el otro, el desconsuelo de que este será el único partido que podrán presenciar, pues los altos costos que desembolsillaron a los revendedores, descuadró por completo sus aspiraciones iniciales de poder ir a otro compromiso.
“Es un golpe al bolsillo, por más que queremos, no podemos asumir los costos de la reventa para dos juegos, de haber comprado por internet o taquilla, apretaditos, pero podíamos venir a otro juego” lamentaron.
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En ambas versiones, recalcaron también la indiferencia de los cuerpos de seguridad del Estado:
“Unos están aquí de adorno, otros para sus intereses”. A buen entendedor…