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El Juego de Estrellas de 1999, celebrado en el emblemático Fenway Park, quedó grabado en la memoria de millones de fanáticos gracias a una actuación inolvidable de Pedro Martínez.
El dominicano, lanzando frente a su público en Boston, protagonizó uno de los momentos más brillantes en la historia del Clásico de Media Temporada.
Martínez enfrentó a seis bateadores de élite y ponchó a cinco de ellos. Pero no se trató de cualquier alineación: en ese grupo estaban Barry Larkin, Larry Walker, Sammy Sosa, Mark McGwire y Jeff Bagwell. Todos figuras consagradas, muchos de ellos miembros del Salón de la Fama o íconos de una era marcada por el poder al bate. Sin embargo, ninguno pudo descifrar los lanzamientos del as quisqueyano.
El orgullo de representar a Boston y a Ted Williams
Pedro no tomó ese juego como una simple exhibición. En una reciente entrevista en el pódcast "6-1-1", conducido por Jimmy Rollins y Ryan Howard, el ex lanzador reveló que aquella noche tuvo un significado muy personal. “Estaba representando a Boston, con el Equipo del Siglo detrás de mí, y el juego dedicado a Ted Williams. Sabía lo que eso significaba para la ciudad”, confesó Martínez.
Su dominio comenzó con un cambio que desconcertó a Larkin, seguido de una recta que dejó congelado a Walker. A Sosa lo engañó con una recta que parecía bateable, pero terminó siendo otro ponche para la colección. McGwire sufrió el mismo destino al comenzar la segunda entrada, y aunque Matt Williams se embasó por un error, Pedro terminó su labor ponchando a Bagwell y provocando una doble matanza para cerrar el episodio.
Una noche que definió la grandeza de Pedro Martínez
En solo dos entradas, Martínez dejó claro que estaba en otro nivel. Seis bateadores enfrentados, cinco retirados por la vía del ponche, y un mensaje claro: ese Juego de Estrellas era algo personal. “Lo tomé más en serio que cualquier otro juego”, reiteró el dominicano.