Cal Ripken Jr., inmortalizado en el Salón de la Fama del Béisbol en 2007, no solo dejó una marca imborrable en la historia de los Orioles de Baltimore, sino en todo el deporte. Su carrera de 21 temporadas estuvo plagada de logros, pero sin duda alguna, su hazaña más recordada es la racha de juegos consecutivos jugados, un récord que parece intocable.
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Ripken comenzó su carrera profesional en 1982, siendo nombrado Novato del Año de la Liga Americana tras batear 28 jonrones e impulsar 93 carreras. Rápidamente se estableció como un talento excepcional, ganando dos premios MVP (Jugador Más Valioso) en 1983 y 1991. Su consistencia ofensiva era notable, logrando 12 temporadas con al menos 20 cuadrangulares, incluyendo una racha de 10 años consecutivos.
Pero Ripken no era solo un gran bateador. Su defensa en el campo corto era digna de elogios. Poseedor de un guante prodigioso y un gran instinto defensivo, Ripken ostenta el récord de más jonrones conectados por un shortstop en la historia, con un total de 345 bambinazos. Su versatilidad lo llevó a jugar también la tercera base con éxito en las últimas etapas de su carrera.
Sin embargo, el logro que lo catapultó a la leyenda del béisbol fue su racha de partidos jugados consecutivamente. El 30 de mayo de 1982, Ripken Jr. tomó el puesto de campocorto titular de los Orioles y nunca más abandonó la alineación. Día tras día, año tras año, Ripken se plantó en el campo, desafiando lesiones y fatiga. El 20 de septiembre de 1998, ante una multitud récord en el Camden Yards, Ripken finalmente decidió poner fin a la racha en 2,632 juegos, superando el legendario récord de Lou Gehrig por 516 encuentros.
La racha de Ripken trascendió el béisbol. Se convirtió en un símbolo de resistencia, dedicación y amor por el juego. Inspiró a una generación de jóvenes atletas y ayudó a revitalizar el béisbol tras la huelga de peloteros de 1994-1995.
Al final de su carrera en 2001, Ripken acumuló cifras impresionantes: 3,184 hits, 603 dobles, 431 jonrones, 1,695 carreras impulsadas y 19 participaciones en el Juego de Estrellas. Su elección al Salón de la Fama fue unánime, un reconocimiento a su brillante trayectoria y su impacto en el deporte.
Cal Ripken Jr. dejó una huella imborrable en el béisbol. Su carrera es un ejemplo de dedicación y excelencia. Pero es su legendaria racha de partidos jugados la que lo inmortaliza como el "Iron Man", un jugador que desafió los límites de la resistencia y se ganó un lugar especial en la historia del béisbol.
