Ser mamá no es una tarea fácil y mucho menos para la de un beisbolista, que les toca pasar tantas adversidades hasta llegar al éxito.
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Jitty Mabaricuna, mamá de Oswaldo y Leobaldo Cabrera, siempre se disfrutó las actividades para desarrollar a sus hijos en el deporte ya que tenía conocimiento del mismo; además de inculcarles la disciplina, un valor muy importante para los logros que han tenido hasta el momento.
La madre del “chamo maravilla” conversó con la Marca Meridiano sobre las distintas etapas y el reto más grandes que ha enfrentado con sus hijos.
¿Cuáles sacrificios debió hacer para que sus hijos pudieran jugar pelota?
Siempre fue un disfrute todas las actividades que hacíamos para que ellos pudieran jugar pelota, no lo llamo sacrificio, esas actividades rutinarias que hacíamos juntos fueron muy satisfactoria para mí y me llenaron de energía. Sacrificio estoy segura que fue el separarnos, cuando ellos tuvieron que irse a República Dominicana y luego a Estados Unidos.
¿Cómo fue la crianza de Oswaldo y Leobaldo?
Fue una crianza afectiva, llena de principios y valores, dentro de ello la preparación académica, era algo que no se negociaba, primero debían prepararse con su formación escolar, cumplir con sus compromisos y deberes. Trabajo en equipo, solidaridad, comunicación, libertad, autonomía, toma de decisiones.
Mi esposo y yo venimos del deporte y ese conocimiento fue implementada a los muchachos, con mucha disciplina, constancia y sobre todo pasión por lo que hacen.
¿Cuál ha sido el reto más grande que ha enfrentado con sus hijos?
El reto más grande ha sido la separación de ellos siendo tan jóvenes, la separación de la familia, tuvieron que incorporarse a la academia de Oswaldo Guillen siendo adolescentes. Para mí ha sido un reto en como seguirlos formando con los valores y educación, sin embargo, lo superamos, al final con el apoyo familiar y unión pudimos salir adelante. Hemos logrado que sean unas personas de bien.
¿Oswaldo y Leobaldo eran tremendos?
Oswaldo y Leobaldo no eran tremendos, siempre estaban juntos, hacían travesuras de niños, pero nunca con malicia. Ayudaban a sus amigos y eran unos niños leales y solidarios.
¿Cómo fue el momento para usted cuando Oswaldo debutó en las Grandes Ligas?
¡Wao! Fue un momento emocionante. No se imaginan la emoción que se puede sentir, no lo podía creer y aun no lo creo. Mucho orgullo y felicidad, los sacrificios lo hacen ellos para poder llegar. Valió la pena el esfuerzo para que llegará a las Grandes Ligas.
¿Cómo ha sido todo el proceso con sus hijos en la etapa de beisbolistas?
Es una etapa ardua con muchas fases. Primero el inicio en el deporte y la formación escolar, escogieron varios deportes hasta decidir practicar beisbol, donde luego viene la etapa de preparación, más grandes y entran a la academia de Villanueva en Guarenas, representaron al municipio, luego en Nacionales e internacionales, en diferentes categorías.
Fue arduo porque había que dividirse las tareas entre varios Municipios y Estados, hasta mi hija jugó voleibol. Oswaldo representó a Venezuela en campeonato internacionales.
Luego la fase de iniciación profesional donde conocen varias academias, entraron a la Oswaldo Guillen donde estudiaron y practicaron. Eleardo firmó primero con Tampa Bay, a Leo con Yankees y Oswaldo también con Yankees, fueron momentos felices y de mucha expectativa de lo que iba a pasar. Hubo momentos interesantes, felices y amargos, como separarnos.
¿Cuál es su mejor recuerdo de ambos?
El mejor recuerdo fue verlos nacer y la firma con un equipo profesional, porque se lo que implica eso para cada uno de ellos. Asimismo, el momento que Oswaldo llega a Grandes Ligas y nos llama, cuando lo vimos debutar, es un recuerdo muy grato y hermoso.
Mensaje: Los sueños se cumplen, venciendo los retos que pueden hacer realidad la meta.