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MLB: ¿Shohei Ohtani necesita ganar la Serie Mundial para ser ratificado como el mejor?

Definir a un jugador como el mejor de su generación siempre será un tema amplio y profundo como un océano, compuesto por distintos tipos de consideraciones, análisis además de controversias. El caso de Shohei Ohtani encaja a la perfección en esa descripción.

Estimarlo como el número 1 de la actualidad no es algo traído por los cabellos, porque incluso en el ámbito histórico, ¿cuántos han tenido la capacidad de ser de modo simultaneo recios toleteros y dominantes lanzadores?

 

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El nipón de los Angelinos de Los Ángeles con categoría ha demostrado esas virtudes, tanto en la Liga Japonesa de Beisbol Profesional (NPB por sus siglas en inglés), en las Grandes Ligas y el reciente Clásico Mundial de Beisbol 2023.

 

Sin embargo, hay quienes argumentan él no puede ser catalogado como el mejor de esta era, bajo el argumento de que todavía no ha ganado la Serie Mundial de la MLB; por mucho que se insista en esto último, para quien escribe estas líneas eso carece de fuerza por ser un parámetro no equitativo. Nos referimos a que bajo nuestros criterios, el lograr un éxito que corresponde a un trabajo en conjunto no mide con exactitud la grandeza de un jugador.

 

Cierto es que los jugadores buenos deben aportar tangiblemente en los éxitos de sus equipos, pero precisamente en la historia, encontramos dos ejemplo que bien pueden demostrar que lo grupal no debe incidir en la consideración sobre un pelotero como el mejor de su tiempo.

 

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Ken Griffey Jr.

Su caso es un perfecto ejemplo; él de manera categórica demostró ser el mejor, el más completo de la Gran Carpa al menos en la segunda mitad de los años 90, tiempo contaminado por el desbordante consumo de esteroides, del cual estuvo desligado.

Su capacidad de batear constantemente para buenos promedios, para llegar a las bases, para remolcar carreras y batear con recia fuerza, amén de una defensiva superlativa, llenó de goce a la afición al beisbol en pleno, en especial a la de Marineros de Seattle.

 

Pero aún contando el paroxismo de su desempeño, los nautas lo más lejos que llegaron en un año fue a la Serie de Campeonato de 1995, donde cayeron ante los entonces Indios de Cleveland; entonces háganse esta pregunta ¿les parece justo decir que el hijo de Ken no fue el mejor pelotero de su momento por el hecho de que en Seattle no llegaron hasta la instancia final de la postemporada?

 

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Alex Rodríguez

Otro ejemplo, eso sí, lleno de la más absoluta controversia; compañero de equipo de Griffey y solo un poco más joven, 6 años.

Cuando las lesiones comenzaron a afectar el rendimiento de Ken, A-Rod se erigió como el "Nuevo Mejor", entre otras cosas, porque antes de sus 25 años de edad (23), se convirtió en el apenas el tercero que lograba cuando menos 40 cuadrangulares y 40 bases robadas en una campaña.

 

Por todo lo que Alex podía hacer en el terreno de juego, desempeñando una posición clave como el campocorto, durante la agencia libre del 2000 recibió el contrato multianual más lucrativo que cualquier deportista hubiese recibido para ese entonces.

 

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A principios de diciembre de ese calendario, Rodríguez, su agente Scott Boras y John Hicks, propietario de los Rangers de Texas sacudieron el mundo de los deportes con ese acuerdo de 10 temporadas y 252 millones de dólares, lo que en promedio dejó sus salarios anuales en 25 millones de los verdes.

Tan caro era el parador en corto, que su sueldo por año era más caro que la nómina presentada por los Mellizos de Minnesota, para 2001; también era más costoso que el róster de los Cerveceros de Milwaukee y los Expos de Montreal. Cada uno de esos tres equipos no llegó a gastar 25 millones por para todo su róster.

 

Así de elevado era el pacto de Alex, quien simplemente se dedicó a producir, dejó sus números, cumplió con su parte, pero los Rangers, a pesar de su presencia, en los tres años de su estadía, siempre llegaron en el último puesto de la División Oeste del Joven Circuito. Con todo y eso, Rodríguez fue estimado por la mayoría como el mejor de esa época.

 

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Para él, todo quedó empañado al reconocer el consumo de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento. Lamentable episodio para la pelota, para su carrera y por la reincidencia de los esteroides en su trayectoria, parece difícil sea elevado en algún momento al Salón de la Fama.

Entonces, tanto Ken Griffey Jr. como Alex Rodríguez cuando les correspondió fueron definidos como los mejores, sin haber ganado el Clásico de Otoño, ¿entonces es justo no calificar a Shohei Ohtani como el número 1 a pesar de estar con unos querubines carentes de team work e incapaces de completar un torneo con saldo positivo?

Desde nuestra perspectiva, la superestrella de Japón no necesita el anillo para eso, simplemente es el mejor en esta era del deporte de los bates, guantes y pelotas.

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