Spencer Strider está en su primera temporada completa en las Grandes Ligas, antes de su jornada histórica del jueves, con 16 ponches, su promedio de abanicados es de 13.3 por cada 9 entradas en 106.2 tramos.
La afición de los Bravos de Atalnta gozó la exhibición de 16 abanicados | Foto: AP
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Nolan Ryan, por mucho el máximo ponchador de todos los tiempos, con 5.714, en su primer año dejó en 8.9 su promedio de ponches; lanzó 134 innings.
Randy Johnson, el segundo en el listado vitalicio de K con 4.875, cubrió 160.2 capítulos en su primera temporada completa, guillotinando a 130 para 7.3 de promedio.
Roger Clemens con 4.672 quedó tercero de por vida en este ranking; en su primer año 8.5 fue su promedio de ponches tras lanzar 133.1 episodios de 126.
Steve Carlton, cubrió 25 y 52 entradas en sus dos años iniciales, en el tercero sumó 193 con 168 ponches para promediar 7.8. Es cuarto en la historia con 4.136.
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Sandy Koufax, cuya carrera fue malograda por dolencias en el brazo es uno de los más prolíficos ponchadores de siempre. Consiguió 2.396 en 2.324.1 entradas; en sus dos años de comienzo estuvo en la lomita 41.2 y 58.2 innings respectivamente, en el tercer calendario lanzó 104.1, abanicando a 122 para dejar en 10.2 su promedio.
Pedro Martínez, otro legendario ponchador, en su segunda campaña dejó 10.0 gracias a los 119 chocolates recetados en 107 tramos. Totalizó 3.154.
Mariano Rivera, el mejor cerrador de todos, tuvo 1 sola temporada con más de 100 capítulos en su brazo, 107.2 en 1996, consiguiendo 130 ponches para promedio de 10.9; su mayor cantidad en un año (ya como cerrador) pasó por los fueros a 83, promedio de 9.3, el mejor de su carrera como cerrojo fue de 9.8 en 2008 y 2009.
Max Scherzer y Justin Verlander son los serpentineros activos con mayor número de K su recorrido.
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El primero es 13ro de por vida (3.168), tiene un histórico de 10.7 y su mejor en una campaña fue de 12.7 en 2019; el segundo es 14to de siempre (3.167), 9.1 es su promedio de carrera, su tope en un año es de 12.2 en 2018.
Al ver todo esto, se puede concluir que el ritmo de Spencer Strider podría ser estadísticamente insostenible, demasiado difícil de lograr; lejos de ser “pavosos”, creemos que estamos presenciando lo que es el comienzo de una carrera que pinta para la leyenda de las Mayores, el máximo escenario del deporte de los bates, guantes y pelotas.