El sábado 20 de mayo fue una fecha muy importante en la carrera profesional de Bob Baffert. Quizás no como él lo haya planeado, pero indudablemente es notable que ese día dejó una huella profunda en su humanidad, según lo que mostró a los medios.
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Baffert regresó a las pruebas de la Triple Corona con National Treasure, y volvió por la puerta grande con ese triunfo. Es el líder en general en la tríada de competencias con 17 victorias, además de convertirse en el entrenador más ganador del Preakness Stakes con ocho fotos.
La jornada hípica para el nativo de Arizona comenzó en la cuarta carrera con Arabian Lion, ganador del Sir Barton Stakes. Conducido por John Velázquez, el potro hijo de Justify (triplecoronado entrenado por Baffert) dominó la ruta de 1.700 metros en 1:41.13.
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Pero hasta allí le duró la felicidad porque en la sexta prueba uno de sus mejores efectivos, Havnameltdown, primer favorito del Chick Lang Stakes, se quebró faltando 600 metros para el final. El caballo montado por Luis Sáez tuvo que ser sacrificado ante los miles de asistentes que se encontraban en Pimlico.
Cuando National Treasure pasó la meta de primero en el Preakness, Bob Baffert dio unas declaraciones a la cadena NBC, donde no pudo contener el llanto al tener una mezcla de emociones: Los procesos judiciales y suspensiones que ha tenido en los dos últimos años, la prohibición de entrenar en Nueva York y Kentucky, más la muerte de Havnameltdown, quebraron el alma del conocido entrenador.
“Este es un negocio donde hay subidas y bajadas. Estoy feliz por Johnny (Velázquez), tuvo una gran victoria, tengo un gran equipo y realmente esto ha sido un día muy emotivo. Amo a la gente de Baltimore, al hipismo en Baltimore” manifestó Baffert mientras era entrevistado con los ojos llenos de lágrimas.