La final de la Supercopa de Europa entre el París Saint-Germain, campeón de la Champions League, y el Tottenham, campeón de la Europa League, fue un verdadero espectáculo de resiliencia y drama.
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Aunque el PSG llegaba como claro favorito, los "Spurs" sorprendieron a todos con una actuación que superó las expectativas y que los tuvo al borde de la gloria.
El muro defensivo del Tottenham
Desde el inicio, el Tottenham demostró un planteamiento táctico impecable, construyendo un muro defensivo que neutralizó por completo al poderoso ataque parisino. Con una disciplina envidiable y una presión constante, el equipo inglés no solo contuvo a figuras como Ousmane Dembélé, sino que también supo ser letal en el ataque.
Los defensores Micky van de Ven y Cuti Romero se convirtieron en héroes inesperados al marcar los goles que le dieron una ventaja de 2-0 a los ingleses, dejando al PSG contra las cuerdas y con una sensación de que la derrota era inminente.
Los parisinos despertaron
Sin embargo, cuando parecía que el Tottenham se encaminaba a una victoria histórica, el PSG sacó a relucir su jerarquía. A pesar de los 80 minutos de frustración, el equipo francés no bajó los brazos y se lanzó al ataque con todo.
El muro defensivo, que había sido impenetrable, finalmente se derrumbó en la parte final del partido. Los goles de Kang In-Lee y Gonçalo Ramos en los minutos finales desataron la locura, empatando el marcador 2-2 y forzando la definición desde el punto penal.
PSG campeón en los penales
En la tanda de penales, el drama continuó. La presión y los nervios se apoderaron del campo, pero los de Luis Enrique, con una ejecución casi perfecta, logró imponerse 4-3, coronándose campeón de la Supercopa de Europa.
La remontada demostró el espíritu de lucha del equipo parisino, quien llegaba a esta final sin jugar pretemporada y con poco tiempo de descanso tras disputar el Mundial de Clubes de la FIFA 2025.