Es el momento de que los Marineros acaben con la sequía de playoffs que se ha convertido en su albatros y en su vergüenza. Este es el año en que tienen el talento, la experiencia y las circunstancias para conseguirlo.
Se han visto bastantes equipos en Seattle durante este período de barbecho de dos décadas que fueron promocionados como aspirantes a la postemporada sólo para fracasar de manera espectacular.
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De hecho, es una realidad ineludiblemente cruel que cuanto más cerca han estado de la tierra prometida, y cuanto más agresivamente han tratado de cerrar la brecha en la temporada baja, más desgarradoramente se ha ido la temporada siguiente.
En las cinco temporadas ganadoras anteriores que han tenido desde 2003, sin contar la de 2021, los nautas han perdido una media de 93 partidos al año siguiente. Eso ha incluido algunas de las temporadas más deprimentes, frustrantes y divisivas en la historia del club.
Aquí un vistazo a las ocho temporadas ganadoras que han tenido durante su racha de 20 temporadas sin llegar a los playoffs:
En la última temporada de Lou Piniella y con 116 victorias el año previo, el elenco del estado de Washington comenzó con 17-4 para construir una ventaja de 5.5 juegos en la División Oeste. El 4 de julio seguían con distancia de 5 partidos y no cayeron al segundo puesto hasta el 23 de agosto. El resto del camino fue 16-18, y terminaron a 10 juegos del primer lugar y a 6 del comodín, mientras los Atléticos los superaban con una racha de 20 juegos ganados.
En la primera temporada de Bob Melvin, lideraron la división con 7 juegos de ventaja el 5 de julio, cayeron del primer lugar el 27 de agosto y terminaron 3 juegos detrás de los Atléticos y 2 juegos detrás de los Medias Rojas por el comodín.
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Mike Hargrove dimitió sorprendentemente como mánager el 1 de julio en medio de una racha de 8 partidos ganados. Una victoria el 21 de agosto en Texas bajo el nuevo manager John McLaren les dio una ventaja de 3 duelos sobre los Yankees por el comodín y los puso a 1 del liderato divisional. A continuación, perdieron 9 partidos consecutivos, 13 de 14, y terminaron 6 por detrás de los Angelinos y los Mulos del Bronx.
En el primer lugar el 5 de mayo bajo la dirección de Don Wakamatsu, perdieron 9 de los siguientes 10 para ser poco competitivos, 12 juegos atrás en la División, 10 atrás en el comodín.
Con Lloyd McClendon en el timón terminaron a 1 juego del comodín. Una racha de 5 derrotas a falta de 9 partidos los condenó.
En el primer año de Scott Servais estuvieron a 2 juegos del comodín con 2 por jugar, pero perdieron ambos.
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Estaban en el primer lugar el 13 de junio y para el 3 de julio un gran porcentaje victorioso de .640, con marca de 55-31. Per terminaron a 14 juegos del liderato en el Oeste, a 8 del comodín y decidieron que era hora de dar un paso atrás.
Llegaron inesperadamente a los últimos 3 juegos garantizados para un puesto en los playoffs si podían barrer a los Angelinos. Perdieron 2 de 3 y terminaron 2 juegos atrás en el comodín.
Sin embargo, a partir de ese último fracaso, Seattle ha mejorado notablemente en el papel, quizá no lo suficiente como para satisfacer a los aficionados hambrientos de playoffs, pero sí lo suficiente como para dar ese siempre esquivo paso final hacia los playoffs.
Han añadido al ganador del premio Cy Young de la Liga Americana, Robbie Ray, a una rotación que podría ser formidable, especialmente si el novato Matt Brash se acerca a su potencial.
Han añadido a Adam Frazier y Jesse Winker, ambos bateadores de .300 en 2021, para aumentar una alineación que tenía grandes agujeros el año pasado, y esperan que Eugenio Suárez pueda reemplazar los números de Kyle Seager en la tercera base.
Gran parte de la suerte de los navieros estará determinada por lo bien que puedan replicar el éxito de su bullpen de hace un año, así como la contribución que obtengan de sus dos mega-prospectos, Jarred Kelenic y Julio Rodríguez.
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El viejo dicho de que los bullpens son volátiles de una temporada a otra no tiene por qué ser un presagio de la fatalidad. Para ese staff se cuentan con dos nuevos brazos de poder en Ken Giles y Andrés Muñoz. Hay profundidad incluso con la significativa pérdida de Casey Sadler. El relevo todavía puede ser una fuerza tremenda.
Además, no se puede asegurar que los nóveles Kelenic y Rodríguez no puedan ser grandes contribuyentes. Todo en su desarrollo y en el ADN de los prospectos grita que van a ser jugadores excepcionales.
El fatalismo de Seattle dice su sangre nueva está condenada a no rendir lo suficiente o a apagarse. El consenso de la industria es que estos dos no sólo son reales, sino que son potencialmente piedras angulares de la franquicia.
Otro de los puntos que juega en favor de las aspiraciones de postemporada, es la inclusión de un equipo por liga, mejorando las posibilidades de los Marineros de hacer precisamente eso. Eso no significa que no puedan descubrir nuevas formas, incluso más diabólicas, de quedarse cortos.
Fuente: Seattle Times