¿Por qué los papas cambian su nombre cuando son electos?

La tradición del cambio de nombre papal, aunque no obligatoria

Por Meridiano

Miércoles, 30 de abril de 2025 a las 07:14 am
¿Por qué los papas cambian su nombre cuando son electos?
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En un día marcado por la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, anunciado hoy a las 7:35 horas por el Cardenal Kevin Farrell, muchos han recordado la profunda dedicación de Jorge Mario Bergoglio al servicio de la Iglesia y los valores del Evangelio. Precisamente en momentos como este, surge una pregunta que para algunos puede ser una novedad: ¿por qué los papas eligen un nuevo nombre al ser electos?

La tradición del cambio de nombre papal, aunque no obligatoria, posee una rica historia y un simbolismo profundo. Cuando la fumata blanca emerge, señalando la elección de un nuevo Sumo Pontífice, el cardenal decano formula una pregunta crucial al elegido: si acepta su designación como líder de la Iglesia Católica y bajo qué nombre desea ser conocido.

Un eco histórico que resuena desde el Siglo VI

Esta costumbre se remonta al siglo VI, cuando el Papa Juan II tomó la decisión de adoptar un nuevo nombre para evitar confusiones con su predecesor, también llamado Juan. Tal como señala el sitio web Liturgia de las horas, este acto pragmático sentó un precedente que, con el tiempo, se transformaría en una tradición significativa.

Simbolismo evangélico

Muchos interpretan el cambio de nombre como un acto simbólico arraigado en los Evangelios. Se recuerda cómo Dios otorgó nuevas denominaciones a figuras clave, y cómo Jesús mismo rebautizó a Simón como Pedro, designándolo como la piedra fundacional de la Iglesia cristiana. Así, el nuevo nombre papal representaría un dejar atrás la identidad previa del cardenal electo para abrazar una nueva misión y un nuevo rol como máxima autoridad del catolicismo. Es un renacer simbólico, imbuido de la trascendencia del cargo.

Una costumbre generalizada

Si bien la tradición se consolidó a partir del siglo XI, la historia registra excepciones notables. Antes de su generalización, algunos pontífices mantuvieron sus nombres de pila. Incluso después, solo dos papas optaron por no cambiar su denominación: Adriano VI y Marcelo II.

Desde entonces, la preferencia por ciertos nombres ha marcado la historia papal. Juan lidera la lista con 23 pontífices, seguido por Gregorio y Benedicto, ambos elegidos 16 veces. Clemente, Inocencio, León y Pío también figuran prominentemente entre los nombres adoptados. Curiosamente, ningún Papa ha elegido llamarse Pedro, quizás por la humildad de no querer equipararse al primer líder de la Iglesia.

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