El gobierno británico, bajo la dirección del primer ministro Keir Starmer, ha anunciado una serie de reformas que buscan limitar el acceso a la ciudadanía británica, y es que, el cambio más relevante es la duplicación del tiempo mínimo de residencia legal exigido: de cinco a diez años.
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Dicha medida forma parte de un nuevo plan migratorio con el que el Ejecutivo pretende frenar lo que considera una “migración descontrolada”.
Starmer ha señalado que “vivir en este país es un privilegio que hay que ganar”, y ha argumentado que estos nuevos requisitos ayudarán a proteger las oportunidades laborales para los ciudadanos británicos. La decisión fue presentada como una respuesta contundente al incremento sostenido de la migración neta en los últimos años, la cual, según datos oficiales, alcanzó cifras sin precedentes en 2023.
Nuevas exigencias para todos los tipos de visas
Junto al aumento del período de residencia, se incrementarán las exigencias en materia de idioma. A partir de ahora, los aspirantes a la ciudadanía deberán demostrar un mayor dominio del inglés, esto aplicará en rutas migratorias tan diversas como las visas de trabajo, estudio y reunificación familiar.
Para el gobierno, el objetivo es garantizar que quienes permanezcan en el país estén plenamente integrados en su cultura y sistema social.
La migración neta se ha convertido en un tema central en el Reino Unido, y es que, en 2023, el país registró un ingreso de cerca de un millón de personas, una cifra que cuadruplica los registros de 2019. Aunque el nuevo gobierno asegura que ya se ha logrado una reducción del 40% en la emisión de visados, considera que se necesitan más ajustes para lograr una migración sostenible.