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La práctica anual del cambio horario en Estados Unidos suele traer consecuencias importantes a gran parte de la población. Este cambio ocurre principalmente para aprovechar la luz solar y ahorrar energía y se hará efectivo el segundo domingo de marzo, cuando los relojes se adelantarán una hora.
Este ajuste de hora ha traído debates importantes relacionados con el impacto que genera dicho cambio en la salud cardiovascular de las personas. Recientemente, investigadores de Mayo Clinic han llevado a cabo un estudio exhaustivo donde se ha examinado si el cambio de horario está o no vinculado con el aumento de las afecciones cardíacas.
Por al menos 5 años estuvieron analizando datos de más de 36 millones de personas adultas en todo el país, para intentar dar con ciertas relaciones entre el cambio de horario y los eventos cardiovasculares que sufren los estadounidenses, entre los que destacan los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares, los paros cardíacos y las enfermedades coronarias en general.
Al final de las investigaciones, los resultados fueron sorprendentes, y es que, pese a la preocupación generalizada sobre el impacto de este cambio de horario en la salud cardiovascular, los investigadores no encontraron evidencia concluyente que pueda respaldar esta teoría.
El autor principal del estudio, el Dr. Benjamin Satterfield, quien también es becario de enfermedades cardiovasculares de Mayo Clinic, explicó que “analizamos 5 años en los EEUU y lo que encontramos es que es poco probable que haya una diferencia clínicamente significativa en la salud cardiovascular debido al horario de verano”.
Pese a que los investigadores determinaron que no hay influencia alguna, durante el estudio se detectaron más de 74.000 incidentes de salud cardíaca en los días cercanos al cambio de horario de primavera y otoño. También se observó un aumento del 3% en la tasa de eventos cardíacos los lunes y viernes siguientes al cambio de horario, sin embargo, este hallazgo no fue suficiente para los científicos como para ser considerado clínicamente relevante.