El proyecto Transcontinental Chief, presentado por la empresa privada AmeriStarRail, promete revolucionar la movilidad en Estados Unidos al conectar Nueva York y Los Ángeles con un tren bala en menos de 72 horas. Esta iniciativa, de carácter plenamente privada y sin requerimientos de financiación federal, plantea un giro radical respecto a los servicios existentes, que actualmente obligan a hacer transbordos y demoran más de 90 horas.
NOTAS RELACIONADAS
Con un recorrido que cruza Harrisburg, Washington D.C., Chicago y el Gran Cañón, el plan garantizaría viajes rápidos y continuos, sin interrupciones ni cambios de tren, reduciendo costos de tiempo y mejorando la experiencia del pasajero.
Detalles del proyecto tren bala: velocidad, ruta y fechas clave
El núcleo del proyecto gira en torno a aprovechar infraestructura ferroviaria ya existente —operada por BNSF, Norfolk Southern y NJ Transit— adaptándola para un servicio de alta eficiencia. Gracias a este enfoque, se busca evitar el gasto y la complejidad de crear nuevas líneas desde cero.
AmeriStarRail propone usar vagones de dos niveles, construidos a partir del material rodante existente, similares a los sistemas de auto‑tren. También se contempla una configuración mixta: pasajeros y carga, donde incluso camioneros podrían embarcarse con sus vehículos y descansar en coches cama, convirtiendo el trayecto en una solución logística y de transporte innovadora.
El servicio se bautizaría como Transcontinental Chief y apunta a comenzar operaciones el 10 de mayo de 2026, coincidiendo con la Copa Mundial de la FIFA, un guiño estratégico de visibilidad y posicionamiento.
Cómo transformaría la movilidad de costa a costa
La introducción de un tren bala que permita cubrir la distancia entre Los Ángeles y Nueva York en menos de tres días tendría múltiples impactos:
-
Competencia con la aviación y el transporte por carretera: ofrecería una alternativa más cómoda y ecológica, con la posibilidad de escapar a la congestión de vuelos y carreteras.
-
Revalorización de las ciudades intermedias: puntos como Chicago, Washington D.C. y Harrisburg se convertirían en nodos clave de conexión rápida, estimulando la actividad económica local.
-
Impulso logístico y de turismo: al permitir incluir carga en el sistema, el modelo atraería a sectores como el transporte de mercancías y el ecoturismo.
-
Reducción de tiempos y cortes de viaje: actualmente, el viaje en tren desde Nueva York a Los Ángeles implica varias conexiones (Lake Shore Limited + Southwest Chief), tardando más de 90 horas (43 horas solo de Chicago a Los Ángeles). Un trayecto continuo de menos de 72 horas significaría una mejora de casi un 20 %.
Además, daría un golpe de efecto en la mentalidad de transporte de larga distancia de EE. UU.: pasar del modelo convencional al de viajes rápidos y sostenibles a nivel continental, con equipamiento moderno y experiencia de usuario digna de un tren bala.
No obstante, el proyecto enfrenta desafíos importantes. A pesar de usar infraestructura existente, se requerirán mejoras en los tramos más lentos, adecuación de vías para altas velocidades y permisos federales decisivos por parte de Amtrak, FRA y otros actores.
También será esencial garantizar rentabilidad a través del precio de los billetes, el uso mixto de carga y pasajeros, y una demanda real que justifique la inversión privada. El modelo propuesto, aunque sin fondos públicos, depende del éxito comercial —una apuesta arriesgada, pero con un retorno potencial muy alto.