Aunque en el pasado la inversión en bolsa constituía una alternativa bastante restringida para el ciudadano medio y quedaba reducida a círculos sociales muy concretos, a lo largo de los últimos años, se ha convertido en un recurso al alcance de cualquier usuario. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha marcado un antes y un después en este sentido. En cuestión de un par de clics, cualquiera puede saber que acciones comprar hoy.
No obstante, esta accesibilidad innegable también incrementa los riesgos de cometer imprudencias. ¿Cómo operar de forma segura? A continuación compartimos contigo cuatro consejos que te serán de gran utilidad si estás pensando en dar tus primeros pasos. ¡Toma nota!
Diseña un presupuesto de inversión
Invertir constituye un hábito saludable en el ámbito de las finanzas personales. No obstante, en ocasiones se convierte en una fuente de desequilibrios debido a una mala gestión de recursos. Desarrollar estrategias de ahorro es el primer paso para sanear nuestra economía y acceder a una situación de seguridad. Esto significa que sin ahorro no puede haber inversión. Antes de poner en práctica cualquier modelo de inversión (independientemente de cuál sea), es importante saber cómo ahorrar a largo plazo.
Para invertir en bolsa definir correctamente un presupuesto de inversión se convierte en algo fundamental. Bajo ningún concepto debe invertirse dinero del que no se dispone o que pueda necesitarse a medio o corto plazo. La volatilidad de la bolsa es uno de los rasgos más definitorios del segmento, lo cual va asociado a un riesgo inherente que, también, puede derivar en pérdidas. Un buen inversor en bolsa debe arriesgar sólo aquello que pueda perder, es decir, sólo aquello cuya pérdida no desestabilice su economía personal.
Cuidado a la hora de cotejar fuentes
Invertir en bolsa constituye, ante todo, una toma de decisiones. Muchos inversores neófitos experimentan una mayor sensación de seguridad delegando ésta a agentes externos que en teoría “son expertos”. Lo peligroso de esto es que a menudo resulta difícil discernir a un verdadero profesional experimentado de uno que en realidad no lo es. En un contexto de sobreinformación en donde abundan los consejos sobre cómo invertir en bolsa (ya sea a partir de medios de comunicación relativamente conocidos o por la presencia de cada vez más supuestos gurús del segmento) detectar un buen mentor o consejero puede convertirse en algo complejo.
Esto no significa que no existan expertos. No obstante, para encontrarlos es necesario conocer el mercado o, al menos, tener unas nociones básicas sobre él. Si estás valorando la posibilidad de “delegar” tu decisión en los análisis de terceras personas, es importante que hagas un buen proceso de investigación porque, al fin y al cabo, estás exponiendo tu capital de inversión a riesgos.
Elección del método adecuado
Existe una amplia variedad de fórmulas y estrategias dentro del universo de la bolsa. Para poder categorizarlas existen diferentes criterios de clasificación aunque uno de los más utilizados es el que distingue entre un análisis técnico y un análisis fundamental.
Aquellas estrategias basadas en el análisis técnico parten de la interpretación de gráficos en donde se representa la evolución bursátil de las acciones. Esta línea de predicción defiende la existencia de ciertos patrones de comportamientos cíclicos y la presencia de indicios claros sobre las tendencias que se desarrollarán a corto plazo.
Aquellas que se basan en el análisis fundamental focalizan la atención en los balances de las empresas. Aquellos inversores que se decantan por esta corriente estratégica prestan atención a factores relevantes como el valor contable o potencial de cada compañía entre otros muchos.
Escoger una fórmula que se adapte a las preferencias y potenciales de cada inversor puede derivar en una mayor soltura y, a largo plazo, en un mayor control durante las tomas de decisiones.
Creación de un sistema propio
La sistematización de procesos es un rasgo común a los inversores profesionales. En contraposición a lo que ocurre con los perfiles más neófitos que a menudo tienden a operar movidos por sus impulsos, éstos optan por el seguimiento de un protocolo o sistema. Es importante tener en cuenta ante todo que la inversión en bolsa no es, bajo ningún concepto, una ciencia. No obstante, acceder al mercado y, sobre todo, hacerlo de una forma reincidente requiere de la adopción de herramientas de análisis y la planificación de respuestas ante determinados estímulos. Cuanto más riguroso sea el sistema diseñado, más probabilidades de operar con eficacia existirán.
El sector pone al alcance de nuestra mano diferentes alternativas para poner a prueba la efectividad de nuestro sistema. Es posible hacerlo con dinero real pero también utilizar simuladores para analizar su grado de conveniencia con relación a nuestras finalidades.
Para que una fórmula tenga potencial no es necesario que tenga un carácter predictivo infalible o que acierte en todas las ocasiones. Bastará con que el resultado final a la hora de contraponer aciertos y errores, sea positivo. En el caso de que, por ejemplo, el 35% de los aciertos obtenidos compensen al resto de errores, el resultado será positivo, en forma de beneficios.