Virginia McCaskey, la legendaria dueña de los Chicago Bears e hija del icónico George Halas, falleció a los 102 años. La noticia fue confirmada por su familia a través de un comunicado del equipo, en el que destacaron su vida llena de fe y su incansable dedicación a la franquicia de la NFL.
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McCaskey asumió el control del equipo en 1983, tras el fallecimiento de su padre, y mantuvo la institución dentro de la familia Halas a lo largo de las décadas. Aunque nunca buscó el protagonismo, su influencia en la organización fue determinante. Bajo su gestión, los Bears lograron el título del Super Bowl en 1986 y disputaron otra final en 2007. Su visión empresarial y su firmeza en la toma de decisiones permitieron que el equipo se mantuviera como una de las franquicias más emblemáticas y valiosas de la liga, con una reciente valoración de 6.400 millones de dólares.
La NFL la reconoció como un símbolo de dignidad y pasión por el deporte. El comisionado Roger Goodell destacó que McCaskey vivió bajo los principios de "fe, familia y fútbol", valores heredados de su padre. Su capacidad para dirigir el equipo sin perder de vista estos pilares fue clave en su legado.
Una vida dedicada a los Chicago Bears
Virginia McCaskey nunca esperó ser la dueña de los Bears. Su hermano, George "Mugs" Halas Jr., era el heredero natural de la franquicia, pero su muerte en 1979 dejó a McCaskey como la encargada de preservar la historia y tradición del equipo. A pesar de su bajo perfil, su influencia en las decisiones importantes fue incuestionable. En 1987, resolvió un litigio con los hijos de su hermano mediante la compra de sus acciones, asegurando que los Bears permanecieran en manos de su familia.
En su rol, confió la operación del equipo a su hijo mayor, Michael McCaskey, y más tarde a George McCaskey, quien asumió la presidencia en 2011. Sin embargo, su voz siempre tuvo peso en los momentos cruciales. En 2014, cuando los Bears finalizaron con un récord de 5-11, su hijo George la describió con una frase que resonó en toda la NFL: "Está enojada. No se conforma con la mediocridad".
Más allá del terreno de juego, McCaskey también dejó huella con iniciativas como Bears Care, programa de caridad fundado en 2005 que ha destinado más de 31.5 millones de dólares a causas sociales en la comunidad de Chicago. Su compromiso con el bienestar de los más desfavorecidos reflejó su deseo de que el equipo trascendiera el deporte y se convirtiera en un agente de cambio positivo.
Virginia McCaskey deja un legado imborrable en la historia de los Chicago Bears y en la NFL. Con 11 hijos, 21 nietos, 40 bisnietos y cuatro tataranietos, su familia continuará con el compromiso que inició su padre hace más de un siglo. Su partida marca el fin de una era, pero su huella perdurará en el tiempo.