El próximo 5 de noviembre, finaliza el verano que dura unas 34 semanas y empieza el invierno en los Estados Unidos, representando un cambio de horario.
En el año 1996 fue aprobada una Ley de Hora Uniforme y las diferentes metrópolis debían sumarse a la medida estatal. De acuerdo a la regulación, los relojes avanzarían una hora a partir de las 2:00 de la madrugada del último domingo de abril y, retrocederían una hora el último domingo de octubre. Cabe destacar que, algunas zonas mantienen su hora fija como Arizona, Hawái, Islas Vírgenes estadounidenses, Samoa y Guam.
Entonces, ¿Es necesario modificar el horario en los relojes? La mayoría de los equipos móviles y dispositivos electrónicos, se actualizan automáticamente desde las 2:00 AM del domingo 5 de noviembre.
Los orígenes de esta medida datan del siglo XVIII cuando el político, científico e inventor estadounidense, Benjamín Franklin, redactó un ensayo en 1784 donde señalaba la importancia de aprovechar la luz solar y “acostarse temprano” para despertar durante las primeras horas de la mañana. Su premisa se basaba en que este proceso contribuía con la salud física.
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Por último, el cambio de horario beneficia a los ciudadanos, quienes pueden “recuperar” al menos una hora.